Capitulo 46

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Me desperté y, casi por inercia, tomé mi teléfono. Las once de la mañana. ¿Otra vez? Me levanté con flojera, tendí la cama y estiré los brazos hasta sentir que la espalda tronaba. Recogí mis cosas y salí de la habitación.

Empujé suavemente la puerta de la de Liam. Estaba a oscuras, y el olor a alcohol me golpeó desde el umbral. Alcancé a distinguir su silueta sobre la cama, acostado con la ropa del día anterior. No se movía. Ni un suspiro fuerte. Nada.

Tomé un par de prendas de mi maleta sin hacer ruido y salí. Me cambié rápido y guardé la ropa usada en la maleta. En la cocina preparé café y algo sencillo para desayunar. Cuando terminé seguía sin haber señales de Liam, así que comí sola, como casi siempre desde ayer. Lavé mis platos —porque si algo sé hacer a la perfección es limpiar mis propios desastres— y fui a la sala.

Encendí la televisión en el noticiero y revisé mi teléfono. Dos mensajes.

Clay.


[Clay]: Hailey, ¿cómo amaneciste? ¿Cómo está Liam?

[Hailey]: Hola Clay, buenos días. Muy bien ¿y tú?

¿Liam? Dormido aún. No me habla y no sale de su habitación.

[Clay]: Está crudo por todo lo que tomó ayer. Se le tiene que bajar. Avísame cualquier cosa.


Suspiré.

Revisé el segundo.

Octavia.


[Octavia]: ¿Cómo estás? ¿Cómo andan? :)

[Hailey]: Bien. Tal vez me regrese el miércoles.

[Octavia]: Okis, te quiero.

[Hailey]: Yo igual.


Justo dejé el teléfono a un lado cuando escuché la puerta de la habitación abrirse. Me quedé viendo la televisión como si de verdad estuviera interesada en un reportaje de tráfico. Liam se asomó. Me miró unos segundos sin decir nada y caminó directo a la cocina.

Otro suspiro... creo que el décimo del día. Dejé caer mi cabeza hacia atrás en el sofá.

El resto de la tarde fue igual. Silencio. Liam pasando de largo. Yo tratando de no explotar.

¿Cómo es posible que esté molesto conmigo? Si él es quien no puede definirme qué es lo que realmente hay entre él y la castaña odiosa. ¿Amigos? ¿Algo más? ¿Un "casi"? ¿Una opción? No lo sé. Y él nunca dice nada.

Eran casi las siete cuando volvió a salir de la habitación. Llevaba pantalones oscuros y una camiseta blanca. Se puso una chamarra negra mientras caminaba hacia la puerta.

—¿Saldrás? —pregunté al fin.

Me miró después de casi un día completo ignorándome. Esos ojos azules que siempre me derretían... ahora estaban fríos. Distantes.

—Sí. Con los chicos.

—Que te diviertas —dije tratando de sonar normal.

—Son solo hombres. —Sentí un alivio tonto en el pecho, uno que me duró exactamente dos segundos—. Para que no empieces a formar historias en tu cabeza.

Rodó los ojos, tomó sus llaves y salió sin más.

Me quedé viendo la puerta cerrarse lentamente. Otro suspiro más, este con cansancio, enojo, tristeza... todo junto. Me levanté del sofá —que ya hasta debía tener mi marca grabada— y caminé a la habitación. Abrí la maleta y comencé a guardar varias de mis cosas. Si Liam iba a seguir así, ¿para qué quedarme? ¿Para qué seguir soportando un humor que ni él mismo entiende?

My Only One 3 •Editando•Where stories live. Discover now