Sábado...
El avión aterrizó y solté un suspiro largo, como si mi cuerpo por fin pudiera relajarse después de casi dos horas en el aire. Nunca he sido fan de los aviones... prefiero mil veces carretera: música, aire fresco por la ventana y parar en una gasolinera por papitas y una bebida. Pero todo eso desaparece cuando recuerdo por qué vine. O mejor dicho... a quién vine a ver.
Tomé mis cosas y caminé por el pasillo hasta la terminal. Fui por mi maleta en la cinta y después seguí a la multitud hacia el área donde la gente esperaba a sus familiares.
Y ahí estaba.
Liam, parado junto a una columna, con una sonrisa que me derritió en cuanto me vio. Caminé hacia él jalando la maleta sin quitarle los ojos de encima. En cuanto llegué, me abrazó tan fuerte que sentí que todo el cansancio del viaje se me quitaba.
—Te extrañé —susurré sonriendo.
—¿Y crees que yo no? —respondió aun abrazándome, como si no pensara soltarme.
Nos besamos despacio, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. Luego tomó mi maleta con una mano y con la otra me sostuvo a mí, entrelazando nuestros dedos mientras caminábamos hacia el estacionamiento.
Subimos al auto y él acomodó mi maleta atrás. Me puse el cinturón mientras él arrancaba. El trayecto a su departamento siempre me da una sensación extraña: emoción, nervios, felicidad.
Ya dentro del departamento, terminamos en el sillón, yo abrazándolo mientras me sentaba sobre él, con las piernas a cada lado.
—¿Has hablado con tu mamá? —pregunté, jugando con su cabello.
—No... la verdad sí estoy nervioso —confesó.
—Yo también. Necesito comprar un vestido que combiné contigo para la boda —dije emocionada.
Él sonrió y me acarició la mejilla.
—Te amo.
Me dio un beso lento que terminó haciéndome sonreír sin darme cuenta.
—La última vez que hablé con ella me dijo que después de que ella baile con el novio, invitará a tres parejas a la pista. Una de ellas seremos nosotros —dije mordiéndome el labio.
—¿En serio?
—Sí.
—Si es contigo, todo está perfecto —dijo abrazándome fuerte, metiendo su cara en mi cuello.
—¿Tienes hambre? —pregunté.
—Poquita... ¿y tú?
—Sí —respondí sin pensarlo.
Él me miró, esa mirada que siempre me hace sentir segura, y dijo:
—¿Vamos?
—¿A dónde? —pregunté bajándome de él.
—¿Quieres comer pizza? Conozco un lugar donde venden las mejores.
—Acepto —dije tomando su mano.
Él la apretó suave, tomó sus llaves, y salimos del departamento. Bajamos por las escaleras hasta el estacionamiento. El clima estaba fresco, y la ciudad tenía ese olor a fin de semana, a cosas por vivir. Nos subimos al auto. Liam encendió el motor y me miró de reojo con una sonrisa que me dejó sin respiración. Y manejó por las calles como si el mundo se tratara solo de nosotros dos.
(...)
Cuando llegamos, el lugar estaba completamente lleno, pero por suerte Liam había hecho reservación. Nos acomodaron en una mesa cerca de la ventana, y él ordenó la pizza que según él era "la mejor de todo Ohio".
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My Only One 3 •Editando•
Подростковая литература"Siempre serás tu" Liam tendrá que tomar una decisión, la decisión de quedarse con Hailey en N.Y.... o aceptar y seguir sus sueños de ser un jugador profesional.
