Jungkook es un alfa joven demasiado inexperto en todos los ámbitos, y Jimin es... ¿Jimin también es un alfa?
Sí, Jungkook lo confirma apenas entra a la habitación que le fue asignada en el campus de la Universidad Kira.
Park Jimin es un alfa y no cu...
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Cuando el hijo menor de los Jeon nació, fue recibido en un hogar lleno de amor, regalos y satisfacción. Mentiría si dijera que no había sido el niño más consentido de todos, o al menos, de él y de su hermano mayor, ya que jamás conoció a otros o fue a una escuela para poder relacionarse. Había crecido rodeado de todos los lujos y comodidades que sus padres podían darle, en Navidad recibía muñecos, carritos de juguete y hasta casas de madera en los árboles del jardín de la enorme propiedad. Y cuando se enfermaba, los médicos corrían a ver que tenía el pequeño alfa.
Vivió bien, pero a su vez, todo era demasiado extraño, y lo supo cuando observó a su hermano mayor discutir con sus padres por primera vez. El alfa había sido abofeteado por su padre fuertemente en la mejilla derecha. Y desde ese día, Jungkook fue testigo de como las cosas en casa comenzaron a volverse más tensas.
Él era un niño bastante introvertido que creía que no existía otra cosa más allá de su familia, pero no sería así de no ser por la vida tan misteriosa que le había tocado.
Sus padres desde que había sido un bebé, lo dejaban con niñeras, después en preescolar, lo dejaban a cargo de un tutor que le hacía creer que hacía todas las cosas que estaban a su alcance de forma errónea, y cuando finalmente llegó la escuela elemental, él de verdad creyó que podría salir de casa, justo como su hermano, que iba algunos grados arriba y salía todos los días para estudiar fuera. Pero se equivocó, pues el afán de sus progenitores de mantenerlo dentro de casa, era superior.
Paso la escuela elemental, secundaria e instituto dentro de la gran mansión de los Jeon, siendo enseñado por profesores privados y aburriéndose mientras veía dramas y noticias en un pequeño televisor que su hermano le había ayudado a ocultar de sus padres.
No podía quejarse, pues realmente después de tanto aburrimiento, se convirtió en un verdadero genio. Aprendió inglés, francés, japonés, alemán y hasta chino mandarín. Manejaba sistemas de numeración complejos, analizaba los textos a la perfección, sabía bailar diferentes tipos de música, era cinturón negro en taekwondo, tocaba piano y violín, y sabía como comportarse frente a la alta sociedad.
Que era básicamente lo más importante para sus padres, quienes manejaban una empresa de innovación tecnológica muy importante en Corea del Sur.
El imperio Jeon era por poco el más grande de todos.
De no ser por otro que les quitaba el sueño a sus padres, pero eso a él realmente le interesaba poco.
Realmente no quería dedicarse a eso.
Aunque, cuando estuvo en el instituto en casa, por fin pudo conocer a más personas a sus dieciocho años, pues todo cambió el día en que sus padres accedieron de manera abrupta a ir a un club para gente rica y estirada como lo eran ellos. Allí conoció a varios hombres de negocios y jugó algunos partidos de golf con ellos. Él había creído que sus padres lo hacían para liberarlo del aburrimiento que sufría día y noche encerrado en casa. Pero sólo había sido para presentarlo como el futuro dueño de Jeon Industries.
