Jungkook es un alfa joven demasiado inexperto en todos los ámbitos, y Jimin es... ¿Jimin también es un alfa?
Sí, Jungkook lo confirma apenas entra a la habitación que le fue asignada en el campus de la Universidad Kira.
Park Jimin es un alfa y no cu...
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Las paredes de la gran mansión parecían cada vez más cerradas, como si quisieran oprimirlo, el techo estaba cada vez más cerca, y los temblores recorrían los cuadros familiares de los pasillos. La luz entraba de manera sombría por los enormes ventanales, y cuando se acercaba lo único que alcanzaba a ver eran los jodidos campos elíseos de la propiedad Jeon. El día estaba nublado, parecía que una tormenta caería en cualquier momento, y él estaba tan desesperado como siempre.
El joven alfa vestía unos pantalones de vestir color gris, camisa blanca y un chaleco ancho de punto a juego con la parte de abajo. Su madre se había encargado de atarle una elegante cinta color negro en el cuello de la camisa por la mañana. Su cabello negro relucía porque era lo único que podía llevar justo como el quería, las ondas brillantes caían libremente por su frente, haciéndolo lucir relajado a pesar de que jamás lo estaba. Cualquiera que lo hubiera visto a la distancia, diría que era una persona de alta posición económica.
Pero era obvio. Todos sabían que los Jeon tenían un hijo misterioso que sólo había salido de casa una vez en toda su vida. Sabía que si sucedía lo que estaba por ocurrir, todo el mundo lo iba a reconocer enseguida y a pesar de que él quería hacerlo, le causaba ansiedad pensar en toda la presión social que iba a tener encima.
Suspiró bajando la mirada mientras el tintineo de las gotas de lluvia comenzaba a tocar el cristal empañado de la ventana. Tan melancólico como su alma.
—Joven amo —una mujer del servicio se le acercó tan respetuosa como siempre. —Su madre quiere verlo.
—Voy enseguida, gracias.
La mujer hizo una leve reverencia antes de retirarse. Él cerró los ojos y caminó por los largos pasillos hasta el despacho de su madre, se sabía el camino de memoria, por lo que le gustaba hacer la de ciego para sentir algo de adrenalina. Adoraba la sensación corriendo por sus venas, pero con el paso de los años, eso se había vuelto normal y ya no le causaba nada. Todo era tan aburrido.
Al terminar de contar las vueltas y los pasos, abrió los ojos admirando la enorme puerta de madera de caoba y detalles en chapa de oro en la manija, dio un par de toques rápidos antes de escuchar una invitación a entrar.
Jeon Hyesun estaba sentada en la orilla del escritorio con una enorme sonrisa en los labios, luciendo tan elegante y radiante como siempre. A pesar de todo, el alfa sonrió y se acercó tan tranquilo como de costumbre, se sentó enfrente de ella y asintió, dándole a entender que la escuchaba.
—Hola, cariño —sonrió aún más, encantada de ver a su hijo. —Mi pequeño Jungkookie, ¿estás listo para mañana?
—Mi maleta está lista y según entiendo, tú ya enviaste mis pertenencias a Kira, mamá. ¿Hay algo más que tenga que preparar? Dudo mucho que al ser un internado necesite mi automóvil —aclaró, pues recién había hecho un investigación respecto al lugar al que iba a ir.
Su madre lo iba a mandar de una prisión, a otra.
—No, cariño, sólo pregunto —se encogió de hombros antes de levantarse. —Ya sabes, has estado siempre aquí y me da miedo que no sepas manejarlo, por eso mismo te inscribí en Kira, conocerás gente, pero aún tendrás algo de limitaciones.
