Jungkook es un alfa joven demasiado inexperto en todos los ámbitos, y Jimin es... ¿Jimin también es un alfa?
Sí, Jungkook lo confirma apenas entra a la habitación que le fue asignada en el campus de la Universidad Kira.
Park Jimin es un alfa y no cu...
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Jimin suspiró sintiendo el efecto de las drogas corriendo libremente por su torrente sanguíneo. La sensación de relajación y de sentir su cuerpo flotando en el aire lo hizo sonreír para sí mismo. No había mejor momento en el día que cuando se embriagaba o se llenaba de sustancias ilícitas para olvidarse de todos sus problemas. Era hilarante.
¿Adicción? No era realmente un adicto al alcohol o a la cocaína, o al menos, creía que la única cosa que no podía dejar era el cigarrillo. Pero, sentirse así era maravilloso.
Era capaz de olvidarse de todo y no le importó agacharse para inhalar otro hilo de polvo blanco cuando Jackson riéndose como loco se lo ofreció. La gloria lo hizo gritar y salir a la pista de baile con una copa en la mano, sintiendo toda la euforia encima y observando que todos los miembros de su manada hacían lo mismo junto con él.
Al final, solamente Jungkook se había tatuado, tardaron apenas una hora y según parecía, no le había dolido. Aunque tenía la ligera sospecha de que no le había dolido, porque estaba totalmente perdido en sus pensamientos. De verdad que había querido platicar acerca de su repentino cambio de humor, pero los demás llegaron al estudio de Jiho y todos juntos se fueron a una discoteca que les gustaba mucho, ya que no había muchas leyes dentro, por lo que ya no hizo el intento.
Aunque en ese momento, un pequeño y repentino ápice de lucidez inundó su cuerpo y luchó por enfocar su mirada, dejó de bailar y se quedó quieto hasta relajar su cuerpo. Entonces, escaneó todo a su alrededor sintiendo cómo poco a poco su corazón se agitaba.
—¡Taehyung! —gritó por encima del ruido tomando del brazo a su mejor amigo. —¡¿Dónde diablos está Jungkook?!
El omega parpadeó borrando su sonrisa, pero muy a su pesar, estaba ebrio, quizás demasiado. Soltó una pequeña risita colgándose de Jimin.
—¡No te preocupes, por ahí debe estar! ¡Deja que conozca lo que es bueno!
Jimin frunció las cejas incrédulo ante las palabras del menor, aunque el mareo lo hizo cerrar los ojos y caminar fuera de la pista antes de que le gritara que estaba loco. Sus oídos pillaban y sentía que sus piernas no funcionaban como él quería, estaba realmente sintiendo los efectos de algo que por primera vez lo angustió, y no por él, sino, por su compañero de habitación.
Se recargó en una mesa y volvió a beber de su trago de whisky imprudentemente, la bebida ya ni siquiera calaba más en su garganta. Aunque por más que quiso simplemente ignorar la ausencia de Jungkook, el pitido en sus oídos se fue gradualmente y la preocupación creció rápidamente, aún peor. Al final de todo, el chico era nuevo en eso, y él, ni siquiera se había dado cuenta de si le habían dado algo a él.
No era la niñera de Jungkook, pero lo que menos quería era que el menor ingiriera algo indebido. Por más hipócrita que eso sonara.
Jungkook estaba limpio y ni siquiera debía estar ahí, esa era la realidad.
