☾ Epílogo: Catharsis.

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Los últimos dos años habían sido una odisea para Jimin, quien apenas a sus veinticinco sentía que ya había vivido un siglo. Después de sufrir ininterrumpidamente durante toda su vida, por fin se sentía capaz de decir que había valido la pena, pues en esos momentos, ya era un ser humano normal, con ocupaciones  y preocupaciones normales.

Todo lo que siempre había soñado estaba ahí, ahí mientras se acomodaba la bufanda en el cuello y trataba de cargar con cuidado todos los libros de derecho en su maletín. La brisa invernal se estaba encargando de mantener su rostro helado y aunque era algo friolento, sólo sonrió, pues no tenía mucho tiempo para preocuparse por nimiedades.

Esa noche era importante, pues su novio había anunciado que se graduaría en una semana y claro que sus familiares querían celebrarlo. Por lo consiguiente, él se ofreció a comprar una caja de vino, pan tostado y mermelada para poder completar el menú.

Iba tan rápido que no se dio cuenta de que una persona venía frente a él, ambos chocaron dejando caer los libros al suelo y también unas cajas de clips y otras cosas de oficina qué cargaba el otro hombre.

—Diablos, lo lamento, no te vi... —murmuró Jimin agachándose a recoger las cosas, pero ante el silencio del contrario, elevó la mirada hasta toparse con un beta que había conocido muy bien en su pasado.

Oh, Taemin, si Park Jimin fuera el mismo alfa de hacían un par de años, en ese momento quizás ya estarías muerto.

—Jimin, que sorpresa —titubeó al verlo antes de agacharse y comenzar a ayudarlo a recoger los libros.

Ambos se irguieron.

Jimin suspiró mientras se aclaraba la garganta, agradecido de que su lobo estaba de paseo en la inconsciencia.

—Lo mismo digo —habló con parsimonia sin mirarlo. —Toma.

Taemin recibió sus cosas en la mano libre y le entregó los libros de la misma forma, no sin antes mirar al hombre que estaba frente a él con atención.

—Te ves bien —le dijo sintiendo su corazón dar un vuelco. —Creí que jamás te repondrías de todo...

—No me subestimes, Taemin, jamás me conociste —negó dirigiendo sus ojos hacia él. —Y agradece que voy por buen camino, porque si hubiera muerto, llevarías dos almas en tu conciencia.

No quiso sonar tan rudo, pero no podía evitar sentir rencor por el pasado. Después de todo, había vivido demasiado.

—Jimin, yo... Traté de verte un par de veces mientras estabas en recuperación, pero Jungkook no lo permitió... —dijo algo nervioso. —Yo sé que lo que hice no tiene perdón, por eso no puedo pedirlo, pero sólo quiero que sepas que estoy feliz de que tengas a alguien tan bueno contigo. Lo mereces. Lo mereces mucho.

Jimin suspiró asintiendo antes de pasar por un lado del hombre, pero lo detuvo ese carraspeo.

—Considera este encuentro como el cierre final a ese capítulo en tu vida, Jimin, Soo quisiera que fueras feliz a pesar de todo —murmuró antes de seguir su camino.

El castaño se quedó quieto dejando que los recuerdos lo envolvieran.

A pesar de que el tiempo había pasado, seguía sin ser capaz de superar todo, y no iba a apresurar las cosas, todo tenía que fluir. Tal como había recuperado su salud física, tal como había podido ser capaz de dormir sin calmantes, tal como había podido entrar a una nueva universidad y ponerse a estudiar derecho.

Tal como había podido aceptar su vida con todo y defectos, a Yuna creyendo que era el mejor hermano mayor del mundo, a su padre siendo un verdadero padre, a su manada siguiéndolo a pesar de que no era un alfa completo y a Jungkook.

Pure Alpha 𐦍 KookMin 「Omegaverse」Where stories live. Discover now