8- Harry

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Siempre era difícil llegar a la casa de los Dursley, siempre se le hacía duro. Le costaba respirar cada vez que se detenía frente a la puerta, se sentía débil cada vez que entraba al vestíbulo, se sentía herido cada vez que veía a Harry.

Severus, como todos los días, entró a la habitación donde estaba su hijo, Harry Potter, recostado sobre la cama que había sido suya todos esos años en los que Severus no se había enterado que el chico era su hijo.

Estaba con un pijama rojo, recostado dentro de la cama, tapado hasta el pecho con los brazos fuera de la manta. Se veía débil incluso de lejos... parecía muerto.

Remus Lupin se encontraba sentado a su lado, tomando su mano, cuando Severus entró. Cuando lo vio, asintió a forma de saludo, y volvió a mirar a Harry.

-¿Algún cambio?-preguntó Severus, sentándose a los pies de la cama de su hijo.

Remus negó-sigue... así. Simplemente no se mueve.

-¿Le diste de comer?

-Hace unas horas.

-¿Lo bañaste?

-Si, Severus, lo hice.

Severus asintió y siguió mirando a su hijo.

-¿Me dejarías estar... un tiempo solo con él?-preguntó Severus.

Remus lo miró y asintió, soltando un suspiro.

-Iré a hacer un poco de té, ¿quieres?

Snape negó.

-Bien...-Remus se levantó de su silla y salió de la habitación, cerrando la puerta tras de él.

Severus se sentó junto a su hijo, ocupando la silla que Remus había dejado vacía, y tomó la mano del chico.

-Dumbledore cree que escuchas lo que hablo, y no sé si es verdad... pero extraño hablar contigo-dijo Severus, mirando el rostro inconsciente de Harry-todo ha sido... tan difícil estos días, todo parece... tan complicado. Molestan a August por lo que le sucedió, por el hecho de que hayas dado tu vida por él. No puedo concentrarme en las pociones, Harry. Simplemente no puedo. Cuando intento hacer una, simplemente... no funciona. Mi mundo no funciona contigo-Severus se limpió una lágrima que caía por su mejilla, sintiéndose avergonzado-no sé por qué me costó tanto darme cuenta lo mucho que te necesito... lo mucho que... que... te amo. Eres... una luz en mi vida. Antes... estaba solo, no tenía a nadie. La idea de dar mi vida por la causa era... perfecta. No quería vivir más, estaba harto. Pero entonces te conocí, y todo cambió. Todo. Incluso antes de August, incluso antes... de todo. Cuando te tuve en mi casa, cuando estuvimos los dos solos y pudimos conocernos, todo cambió. Me di cuenta, en ese mismo momento, que mataría por ti, que haría todo por sacarte una sonrisa. Pero no lo logré. He sido un pésimo padre. He sido... un asco de persona contigo. Debería estar feliz de tenerte a mi lado, debería haberte amado, pero no... no lo hice. No cuidé a mi propio hijo... y te perdí. Pagué el precio que me merecía. Te perdí, y ahora no te voy a recuperar nunca. Nunca.

Ya no intentaba contener las lágrimas, ya no podía. Simplemente las dejó correr, las dejó seguir cayendo por sus mejillas. Se sentía tan inútil, tan molesto por todo lo que había pasado.

Quería a su hijo de vuelta. Quería tenerlo a su lado. Pero lo que le había dicho a Harry era verdad. Había perdido a su propio hijo, y era totalmente su culpa.

Miró el suelo, todavía tomando la mano de Harry, cuando, de pronto, sintió un movimiento en la mano del chico. La miró y vio que sus dedos se movían.

Sintió que su corazón se detenía.

-¡LUPIN!-gritó, en medio de una emoción que estaba a punto de matarlo.

LiesWhere stories live. Discover now