6- Tu turno

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Severus se encontraba sentado afuera de la habitación de Harry, esperando. Había sido... simplemente magia, que Harry abriera los ojos cuando él había besado su frente. Los doctores habían entrado corriendo a atender al chico, y Severus se había quedado de piedra, viendo como Harry respiraba entrecortadamente, con los ojos abiertos de par en par.

Pero ahora se encontraba fuera de la habitación, junto a Lupin, que de vez en cuando lo miraba con cara de confusión y volvía a fijar su vista al frente. Dumbledore había ido a la Orden del Fénix, a avisar lo que había pasado con Harry.

¿Pero él? Él se sentía culpable. Ahora que tenía tiempo para pensar, se daba cuenta que incluso sabiendo que Harry era su hijo, habiendo estado a punto de perderlo, no sentía nada por él, ni el mínimo sentimiento que pudiera ser comparado con el amor.

Sabía que Dumbledore le diría que se debía a todos los malos ratos que habían pasado con anterioridad, y que con el tiempo se querrían como padre e hijo, pero Severus no estaba seguro de querer tener a Harry Potter, a Harry Potter, como hijo.

Sabía como era el chico... engreído, insoportable, extremadamente falta de respeto. No estaba seguro de si estaba listo para tener un hijo así, tener que estar a cargo de ese malcriado le ponía los pelos de punta.

Le había dado mucha tristeza pensar que hubiera muerto, pero eso no significaba que quisiera tenerlo como hijo ahora que sabía que estaba bien.

Dumbledore apareció por el pasillo, acercándose a ellos con una sonrisa, y dijo:

-Hablé con el doctor y Harry podrá ser trasladado a San Mungo hoy mismo. Al parecer está mejor.

Severus y Remus asintieron, sin saber qué decir.

-Todos... estan sorprendidos por lo que se supo, Severus, en la Orden, pero creo que es hora de que se sepa-dijo Dumbledore, sentándose a su lado.

Severus lo miró y negó, mirando el suelo.

-Esto no significa nada, Dumbledore. Que Potter sea mi hijo no implica ningún cambio.

Remus y Dumbledore lo miraron sorprendidos.

-¿Cómo no va a implicar ningún cambio?-preguntó Remus, con una nota de molestia en su voz-acabas de saber que Harry es tu hijo, eso de seguro hará algún cambio.

-No se si no lo recuerdas, Lupin-respondió Snape, con dureza-pero también soy un mortífago, no puedo tener a Harry Potter como hijo y servir al Señor Tenebroso al mismo tiempo, simplemente no es factible.

Dumbledore lo miró en silencio por unos segunodos, y bajó la vista.

-Creí que haría un cambio para Harry de una vez por todas-susurró el director.

-Creiste mal. Después de todo, ¿qué esperaban? ¿Que Harry Potter y yo estuvieramos abrazados, sonriendo y cantando? Ya saben la relación que tengo con Potter, y no creo que él quiera cambiarla tampoco.

-No estés tan seguro, Severus, tal vez él si quiera-respondió Dumbledore, negando.

Severas se cruzó de brazos y apoyó su espalda en la pared, mirando el techo, sin saber qué pensar. ¿Y qué pasaba si Dumbledore tenía razón y el mocoso si quería ser su hijo? Severus tiritó de solo pensar la situación. Pero conocía a Potter. Lo odiaba tanto como él.

-Debo irme-dijo Severus, levantándose-tengo cosas que hacer.

-¿Y Harry?-preguntó Lupin-¿no lo vas a ver?

Severus negó-no me necesita aquí.

Se levantó de su silla, y sin mirar atrás, se alejó por el pasillo.

LiesWhere stories live. Discover now