Lies

22- Despertar (Fin primera parte)

Lo peor fue despertar, le dolía todo el cuerpo, más de lo que le había dolido en su vida. Sentía la cabeza como si le hubiera pasado un camión por encima, un camión que no había dejado nada de su cráneo intacto.

Abrió los ojos lentamente, sintiéndose mareado y débil. Poco a poco se fue haciendo consciente de su cuerpo, y pudo mover las manos y las piernas. Bueno, una mano, porque sentía que la otra algo la detenía, pero no sabía qué.

Volvió a abrir los ojos, con todas sus fuerzas, intentando mantenerlos abiertos, y miró a su alrededor. Pero todo se veía borroso. Veía una figura vestida de negro a su lado, pero debido a que no tenía sus anteojos puestos, no podía reconocer quién era.

De pronto, alguien le puso los anteojos, y todo se volvió más claro. Harry miró a su alrededor, parpadeando y se encontró con Severus sentado a su lado. Él era el que tomaba su mano, él era al que había visto al abrir los ojos.

Poco a poco, todo lo que había pasado comenzó a golpearlo con fuerza. Recordó el Ministerio recordó a Voldemort, recordó a August...

-August...-susurró. Su boca se sentía seca y le costaba hablar.

-Tranquilo Harry...-susurró Severus, acariciándole el pelo-todo está bien, Harry, sigue durmiendo.

-August... quiero a August...-susurró Harry, sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas. No podía creer que lo había perdido... August no podía estar muerto, simplemente no podía...

Severus se levantó y se sentó en el borde de la cama, con un mano acariciando la mejilla de Harry.

-Tienes que descansar...-susurró, en su voz grave y calmada-tienes que dormir para recuperarte...

-¿Dónde estoy?-preguntó Harry, intentando reconocer sus alrededores.

-En San Mungo, Harry. Te diste un buen golpe en la cabeza-dijo Severus, sin dejar de acariciar su pelo.

-¿Y August? ¿qué pasará con August?-preguntó Harry, nervioso.

Los ojos de Severus se llenaron de lágrimas, y miró el suelo en silencio, intentando calmarse. Harry sabía que esto debía ser difícil para Snape, pero necesitaba saber dónde estaba August.

-Lo enterraremos cuando te recuperes, Harry...-susurró Severus, volviendo a mirarlo.

-Perdóname...-susurró Harry, con lágrimas corriendo por sus mejillas-perdóname... fue mi culpa...

-No Harry, no digas eso. No fue tu culpa, nunca te culparía por algo así...-susurró Severus, negando.

-¡Pero si fue mi culpa! ¡Yo lo llevé al ministerio! ¡Fue mi culpa!-gritó Harry, sollozando.

Severus se levantó y abrazó a Harry con fuerza, sollozando también. Pasó un rato antes de que ambos hablaran, pasó un rato antes de que dejaran de llorar.

-Fue mi culpa, Harry... no tuya...fue mi culpa...-sollozó Severus, sin dejar de abrazarlo-yo debería haber estado contigo, tu deberías haber podido contarme lo que pasaba... debería haber sido tu padre, y no lo fui. Fue mi culpa, Harry, solo mía.

Harry negó, sollozando en el hombro de Severus. Nunca podría sacarse esa culpa de encima. Sabía que para el resto de su vida se sentiría culpable por la muerte de August Snape, su único hermano.

<><><><><><><><><><><><>

El funeral fue algo que Harry siempre recordaría como el momento más doloroso de su vida. Fue en un lugar cerca de la mansión Prince, por lo que le había dicho Severus, y mucha gente atendió. Desde amigos de August de Beauxbatons, hasta de Hogwarts, familiares de August y Amelia, profesores, los del ejército de Dumbledore, Harry y... obviamente, los padres.