12- Pociones

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Al otro día, Harry despertó con más ánimo de lo normal. Después de todo, estaba en Hogwarts, no podía estar desanimado. Todo lo que había pasado con Snape debía ser olvidado, simplemente... nada había pasado. Tenía que seguir adelante.

Se levantó rápidamente, con Ron a su lado, tenían que llegar a desayunar. Cuando bajaron a la sala común, se encontraron con Hermione, que les sonrió y los siguió hacia el Gran Comedor.

-¿Qué raza de gato es Crookshanks?-preguntó Ron, mientras bajaban las escaleras hacia el Gran Comedor.

-Un persa-respondió Hermione-pero creo que tiene una mezcla de algo más.

Harry no dijo nada, sin poder evitar recordar cómo había sido cuando August había comprado a Teseo, junto a su padre.

-¿Cuál quieres?-preguntó Snape, mirando entre las lechuzas.

August miró las lechuzas en silencio, indeciso-no sé si me gustan mucho las lechuzas, papá.

-¿No?-preguntó Snape, sorprendido-son muy útiles.

-Lo sé... pero siento que no te acompañan para nada, ¿no es así?

Harry frunció el ceño, él si se sentía acompañado por Hedwig.

-¿Prefieres un gato?-preguntó Snape, volteándose y mirando los gatos que había en las jaulas.

August se volteó al mismo tiempo que su padre y se quedó mirando un gato oscuro, especialmente peludo, que lo miraba con sus brillantes ojos naranjos.

-¿Cómo se llama ese?-preguntó August, al vendedor.

-Teseo-respondió él, sonriendo-es un persa. Son muy cariñosos y leales.

-¿Puedo tomarlo?-preguntó el chico, sonriendo un poco.

El vendedor asintió, sacó a Teseo de su jaula y lo puso en los brazos de August. El gato, inmediatamente, comenzó a ronronear y se apoyó en el pecho de August.

-¿Puedo tener este, papá?-preguntó August, mirando a su padre con una sonrisa.

Amelia acarició a Teseo y le sonrió a Snape.

-Mientras no deje pelos sobre mis pociones-respondió Snape, frunciendo el ceño.

De igual manera, el profesor de pociones acarició las orejas del gato cuando el vendedor lo metía a su jaula para venderlo.

Harry los miró en silencio, con unas extrañas ganas de que Hedwig de pronto fuera un gato.

Harry sacudió la cabeza, y siguió caminando, saltando el escalón falso que había al final de las escaleras hacia el vestíbulo. Los alumnos más antiguos de Hogwarts ya estaban acostumbrados a ellos.

Ron y Hermione, que habían sido hechos prefectos, fueron a ayudar a la profesora McGonagall mientras Harry se sentaba en la mesa de Gryffindor, junto a Neville, que le sonrió al verlo.

-¿Cómo estás, Harry?-preguntó el chico, al verlo sentarse a su lado.

Harry se encogió de hombros-¿y tú?

-Acabo de decirle a Malfoy que se meta sus mentiras por donde no le quepa-respondió Neville, con orgullo.

Harry lo miró confundido-¿mentiras? ¿qué mentiras dijo?

-Que eras el hijo de Snape. Lo ha estado gritando toda la mañana.

Harry mantuvo la vista fija en su vaso de jugo de calabaza y dijo:

LiesWhere stories live. Discover now