1- La carta

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Harry sabía que no debía estar revisando las cosas de su tía Petunia. Lo tenía totalmente claro. Después de todo, ella se enojaría mucho con él cuando lo viera. Pero Harry tenía el don de ser rápido y sigiloso, así que, si tenía suerte, su tía no lo encontraría.

Pero debía saber, debía saber si todo lo que le había dicho tío Vernon la noche anterior era verdad. Si era verdad que su madre y su padre eran unos buenos para nada, drogadictos que habían chocado su auto debido a sus problemas con el alcohol.

Harry ya tenía 10 años, era un niño grande, y entendía la gravedad de esas acusaciones. Sabía lo que significaban. Pero simplemente no podía creer que su padre y su madre fueran de ese tipo de personas.

Ni siquiera sabía el nombre de sus padres. Toda su vida había vivido con sus tíos, Vernon y Petunia, y su hijo Dudley, que no lo querían mucho, y ellos no tenían fotografías de sus padres en ninguna parte de la casa. Harry había quedado huérfano al cumplir 1 año, y nunca había sabido con claridad que había sucedido.

Pero la noche pasada, por primera vez se había atrevido a preguntarle a su tío por qué no tenían fotografías de sus padres, quiénes eran sus padres, como se llamaban... qué había pasado con ellos. Tío Vernon, al que no le gustaban las preguntas, le había contestado que eran unos alcohólicos que tenían problemas con las drogas, que siempre lo dejaban abandonado antes de morir, que su muerte era inevitable por su manera de vida, y que lamentaba realmente que esa noche el accidente no se lo hubiera llevado a él también.

Harry se había ido a su alacena, porque ahí era donde dormía, llorando. Sintiéndose el chico más desgraciado de la tierra. Después de todo, él siempre había pensado que sus padres eran un tipo de héroes, que algún día lo vendrían a rescatar, que algún día no estarían muertos.

Y por eso mismo, Harry, aprovechando que su tía Petunia había salido a comprar unas cosas con Dudley a Londres, y que tío Vernon estaba en el trabajo, había decidido buscar en las cosas personales de su tía para ver si encontraba algo que le explicara un poco lo que había pasado con sus padres.

Después de buscar por un rato en los cajones, en todos los muebles que encontró, estaba a punto de darse por vencido, cuando una caja en las que venían esos sombreros caros que tía Petunia usaba para los eventos especiales, esas cajas de cartón decoradas, llamó su atención. Se sentó con las piernas cruzadas en el suelo, con el oído atento por si escuchaba el auto de tía Petunia llegando, y abrió la caja.

Lo primero que encontró en la caja fue una fotografía de él cuando era bebé con su madre, una mujer pelirroja que sonreía a la cámara con felicidad. Harry miró la fotografía en silencio por unos segundos, acariciando con el pulgar la cara de su madre. Era una mujer hermosa, y se veía muy feliz, por lo menos en la fotografía.

Dejó la foto a un lado, y tomó una carta que había debajo de esta, que en el envoltorio decía simplemente: "Harry".

La abrió, sintiéndose nervioso. Tal vez esa carta le explicaría todo, tal vez esa carta lo sacaría de su confusión. Sabría por fin que todo lo que tío Vernon le había dicho era una mentira.

"Querido Harry,

Si estás leyendo esta carta, lo más probable es que ya no esté contigo. Lo más probable es que el destino haya sido lo suficientemente cruel como para separarnos. Lamento que haya sido así, hijo mío, pero tienes que saber que algún día nos volveremos a encontrar, sea en este mundo, o en el que sigue.

Debo explicarte algunas cosas en esta carta, algunas cosas que creo que no sabrás porque nadie, excepto yo, las sabe.

Primero que todo, quiero que sepas que eres un chico increíble, y lo supe desde el primer minuto en que te vi. Eres amable, tierno, y tienes un increíble poder, Harry, un poder que vas a poder desarrollar mucho más de lo que crees. Lo único que te pido, hijo mío, es que creas en ti, y creas lo que dicen de que "el amor es el arma más poderosa", porque es la verdad. Y contigo se demostró desde el primer momento.

Lo segundo es algo que me cuesta escribir, mi querido Harry. Es algo que deberían todos haber sabido desde el minuto en que naciste, porque así creo que todo habría sido distinto para ti.

Tu padre, James Potter, el hombre que te crío todo el tiempo que estuviste con nosotros, no es tu verdadero padre, Harry. Tu padre es un hombre que conocí en mi juventud, un hombre que me acompañó durante todos mis años de colegio, un hombre que cambió de mala manera cuando salimos de él.

Estaba a punto de casarme con James, cuando, una noche, Severus Snape llegó a hablar conmigo y a pedirme que no lo hiciera. Yo sabía que Severus sentía algo por mi, y que yo sentía algo por él, pero nunca le dije a nadie, no fui capaz. No me malinterpretes, amé a James, pero nunca como a Severus.

En resumen, después de esa noche quedé embarazada de ti, y siempre supe que Severus era tu padre. Me hubiera gustado poder decírselo a James, a Sirius, a Remus... pero te lo digo a ti, Harry, y espero que no me juzgues más de lo que yo me juzgo a mi misma.

Te amo mucho, Harry, te amo más de lo que nunca amaré a nadie, y espero que cuando leas esta carta, lo sepas. Además, espero que pronto puedas encontrar a tu padre, si es que todavía no lo tienes al lado. Explícale, yo sé que el entenderá.

Créeme, Harry, él te necesita mucho, igual como tu lo necesitas a él.

Con amor,

Lily Evans, Mamá"

Harry dejó la carta a un lado, sin saber qué pensar, al tiempo que escuchaba como el auto de tía Petunia llegaba. Guardó la carta y la fotografía en su bolsillo, guardó la caja en donde estaba y salió corriendo, preguntándose cómo podría encontrar a Severus Snape.

A su papá. 

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