5- En una noche

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Los meses pasaron con rapidez, el primer partido de Quidditch llegó y Gryffindor, bajo la capitanía de Harry ganó. Las dos semanas de Navidad se acercaban y todo el colegio estaba particularmente emocionado por las vacaciones. Todo había pasado rápido, pero había sido difícil, de mucho estudio.

Aunque Snape le dijo que no atendiera más a la clase, Harry no le prestó atención, y siguió atendiendo, esforzándose, equivocándose casi todas las clases, recibiendo sus críticas, soportándolas sin dejarse caer. Sabía que su padre estaba siendo demasiado duro con él, más que con los demás de la clase. No sabía por qué, pero quería demostrarle que podía, así que se quedaba hasta tarde todos los días estudiando, practicando las pociones en el laboratorio todas las veces que podía.

Ese día en particular, el día antes de que comenzaran las vacaciones de Navidad, Harry se había quedado en el laboratorio de pociones hasta bien entrada la noche. Ahora que era capitán el equipo de Quidditch podía rondar los pasillos hasta la hora que quisiera, y lo estaba usando para poder estudiar hasta la hora que quisiera.

Había repetido la poción que tenía en frente por lo menos cinco veces, y todavía no lograba que le resultara, pero intentaría una vez más, seguiría intentando, seguiría aunque tuviera que quedarse toda la noche en el laboratorio. No le importaba, tenía que lograrlo y mostrarle a su padre que podía.

La puerta se abrió, y Severus Snape asomó la cabeza, listo para apagar las luces y ir a dormir, pero cuando vio a su hijo allí, se quedó de piedra. No esperaba estar solo con Harry en una habitación, no así.

-¿Qué haces aquí?-preguntó, un poco más duro de lo que había pretendido.

Harry ni siquiera levantó la vista de su caldero-estoy intentando que funcione esta poción.

-¿Qué te falta?-preguntó Severus, ahora con más dulzura-si quieres te puedo ayudar.

Harry negó-gracias, estoy bien.

Severus negó y entró en la habitación. Se acercó al caldero y olió.

-Poción para los nervios... te falta un poco de cardamomo... ¿sientes la falta de dulzura?

Harry se detuvo y olió. Como siempre, su padre tenía razón.

-A veces tienes que detenerte a pensar en lo que quieres lograr con la poción, más que lo que dice el libro, Harry-dijo Severus, mirando a su hijo con... ¿admiración?

Estaba impresionado que su muchacho se hubiera quedado hasta tan tarde intentado hacer una poción, una poción que Severus había dicho que intentarían el día siguiente, una poción que ni siquiera habían probado todavía.

-Oh...-susurró Harry, mirando su poción en silencio.

-Veamos-comenzó Severus, arremangándose-¿en qué paso estás? ¿me atrevo a decir que en el quinto?

Harry asintió.

-Sáltate el sexto, y pasa al séptimo. Ya le agregaste demasiada emoción, ahora ponle tranquilidad. ¿Entiendes?-preguntó su padre, mirándolo.

Harry miró a Severus y asintió, tomando lo que se necesitaba para el paso siete.

-Ah...-lo detuvo Severus, tomando su mano-debes exprimirlo mejor. Con el cuchillo de esta manera te saldrá mejor, ¿no crees?

Harry volvió a asentir. Se sentía como un niño pequeño, pero... le gustaba saber que su padre lo estaba ayudando, se sentía... acompañado.

-Ahora sigue con el paso ocho, ¿qué dice?

-"Revuelve tres veces en el sentido del reloj"

-Revuelve una vez en contra, solo para darle más tranquilidad.

LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora