Come Again

85 10 6
                                    

Llegaba un poco tarde, como siempre, era una costumbre establecida. En realidad Namjoon era puntual, terriblemente puntual en todos sus compromisos, detestaba hacer a la gente esperar y detestaba esperar él. Eso no le impedía llegar tarde a todos sus encuentros con Seokjin, no demasiado tarde, solo lo suficiente.

Lo suficiente para verlo llegar, lo suficiente para verle tomar asiento y esperar por él. Parado o sentado el mayor siempre estaba erguido, envestido de su gracia natural como un manto translúcido que iba desde su cabeza cayendo a sus pies. Para Namjoon siempre era hipnotizante la forma en la que el cuerpo de Seokjin se mantenía en una postura estilizada incluso en reposo. Él mismo mantenía su espalda recta por fuerza del condicionamiento infantil. Empero, en su caso se sentía como si una cuerda lo tirase para arriba, siempre incómodo en su propia piel, como si unas manos ajenas lo jalasen a la rectitud. Mientras que en el mayor se vislumbraba correcto, como debía ser, como si su cuerpo no fuese formado igual el resto.

¿No es tu cuerpo el que no es formado como el resto?

Cuando Seokjin lo llamó se encontraba lo suficientemente cerca de la casa para llegar rápido. Sabía que era una coincidencia de tiempos, pero le gustaba pensar en ello como una conexión. Vio al mayor realizar un pedido y supo que ya era momento de acercarse, no podía esperar mucho más, no con el olor a ansiedad que el otro desprendía.
Su postura perfecta, gestos calmados y rostro apacible podría engañar a otros, no a él, y no porque alguna gesticulación o movimiento revelase su estado, el control en su corporalidad era perfecto. Si no fuese por la capacidad de Namjoon para detectar las emociones de los otros debido a las variaciones en su aroma tampoco pudiese percibirlo.

Sus pasos atrajeron la atención de otros comensales, como costumbre de estos últimos años, no se veían en la casa. Al mayor no le hacía gracia ese hecho, podía sentir el reproche en sus ojos siempre que se encontraban de esta forma, pero igualmente no se lo recriminaba. La ultima vez que habían estado juntos en su casa, luego de que Seokjin lo invitase con su usual "sabes que esta también es tu casa, eso no ha cambiado ni cambiara nunca" que el mayor solía decir después de casarse, no le quedo más que ir de nuevo. No habían pasado ni diez días terrestres cuando salió de allí luego de escuchar a Seokjin y Jungkook tener sexo, solo de acordarse sentía que se le subía la bilis.

"Nunca más". Así que ahora se veían en cualquier otro lugar. Namjoon no le contó nunca el por qué de su reticencia, pero de alguna forma, como acostumbraban, el mayor sabía, incluso si desconocía el motivo. Era una comprensión visible en sus ojos, como en estos momentos mientras veía a Namjoon acercarse y por más que controlase perfectamente cualquier gesto, no podía esconder el brillo en sus ojos.

-Lamento la demora.

-No, no lo haces.

Las palabras carecían de cualquier tono acusativo, aligeradas aún más por la sonrisa con la que fueron dichas. Por un momento el olor de preocupación se disipo, permitiendo a Namjoon disfrutar del aroma que adoraba. Los ventanales opacos hacían que la luz pasase a través de ellos emitiendo colores que bañaban la piel crema de Seokjin en pequeños degradados de luz que por su configuración visual se veían rosa.

-Tienes razón, no lo hago.

-Estabas en el domo.

Y así como se había aligerado el ambiente, súbitamente cambio de nuevo, no tenso, pero volvía a adquirir ese tono preocupado, un poco herido también. Fue allí cuando Namjoon realizo que por primera vez no le había dicho a Seokjin cuando estaba en el domo. El moreno hizo una mueca ante esto. Por supuesto, no había entrado en orden de tomar su descanso, sino por la apremiante necesidad de los acontecimientos, que no dejaron espacio para pensar en mucho más.

Rhinestone Eyes -Kookmin/Namjin-Where stories live. Discover now