CAPITULO 20: Estoy aquí.

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POV POCHÉ:

Daniela simplemente me abrazó y fue ahí donde me quebré, solté todo lo que había guardado.

Lloraba sin parar, sin detenerme, necesitaba sacar todo esto que sentía en ese momento.

Me sentía débil, triste y desarmada.

- Tranquila, estoy aquí. - Dijo acariciando mi cabeza aun sin soltarme.

Seguía llorando y ella lloraba junto conmigo.

Soltó su abrazo para guiarme hacía mi habitación, me senté en la cama, ella dió media vuelta y salió.

Yo solo fijé mi vista en el suelo, ni siquiera me había importado a donde había ido. Sabía que no me dejaría.

Después de unos minutos ella regresó con una taza que puso en la mesa de noche, entró a mi vestidor y salió con una pijama en la mano.

La puso a un lado de mi y se agachó para ayudarme a quitar mis zapatos, los dejó a un lado y se levantó para tomar la parte inferior de  la pijama.

Tomo mi mano e hizo que me pusiera de pie.

- ¿Puedo? - Preguntó haciendo referencia a sus intenciones, yo asentí sin decir una palabra.

Ayudó a bajar mi pantalón de vestir, después de eso me ayudo a colocar la parte inferior de la ropa de dormir, tomó la parte superior y me pidió permiso para seguir, quitó mi camisa y colocó la parte superior de la pijama.

Hizo que me sentara de nuevo y me entrego la taza que anteriormente había traído, tomé de la bebida caliente que contenía mientras ella salía nuevamente de la habitación.

Después regresó con su ropa de dormir puesta y se arrodilló frente a mí, me miraba fijamente sin perder ningún detalle.

- ¿Quieres que me quede contigo? - Preguntó.

Sus ojos reflejaban preocupación e incertidumbre, me analizaba, me desarmaba.

- Si por favor, no me dejes. - susurré.

- Jamás bebé, nunca más te lo juro. - Acarició mi mejilla.

- ¿Te había dicho que tu eras lo único bueno en mi vida? - Dije mirando sus ojos avellanas.

Ella negó con la cabeza.

- Pues lo eres Daniela, eres lo único que quiero y necesito en mi vida.- Dije para tomar su cara y besarla.

Era un beso cargado de sentimientos, de amor, de cuidado, de necesidad y de agradecimiento.

Ella me besaba con cuidado, con preocupación, con sentimiento, con delicadeza, con amor.

Su beso era reconfortante, me hacía sentir protegida.

Cuando menos pensé estaba llorando al igual que ella, la ayude a reincorporarse pero sin dejar de besarnos.

Estábamos las dos de pie besándonos, ella puso sus manos en mi cuello, acción que hizo que la piel se me erizara.

Tome el borde de su camiseta y lo subí por su cuerpo hasta soltar la prenda en el suelo sin quitar mis labios de los suyos, ella repitió mi acción con mi camiseta.

Me guío hasta ella quedar al borde de la cama y fue sentándose poco a poco, la recosté con cuidado, besando y mordiendo su labio delicadamente.

Fui bajando con besos desde su mejilla hasta su cuello, ella arqueó su cuerpo en reflejo a lo que la hacía sentir, mis manos recorrían los costados de su cuerpo, mientras ella recorría mi espalda con las suyas hasta llegar al broche de mi sostén.

No sin ti. (Caché) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora