CAPITULO 64: Club.

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POV POCHÉ:


— ¡Poché! ¿A dónde vas? — Lina tomó mi brazo al notar mi intención evitando me moviera del lugar — No puedes irte —

— ¡No voy a seguir soportando esta mierda! — Grité en el oído de Lina después de presenciar las fotografías de Daniela, ella intentó detenerme pero no hice caso.

Caminé a toda prisa por el lugar intentando alejarme lo más posible de la multitud y del evento.

Necesitaba respirar.

Las fotografías de Daniela y Matu estaban impregnadas en mi cabeza, la sangre me hervía de coraje.

Al ver las imágenes inmediatamente el coraje se apoderó de mí, no pude evitar hacer evidente mi molestia e incomodidad.

De tan solo imaginar el momento en que fueron tomadas esas fotografías, cómo Matu tocaba el cuerpo casi desnudo de Daniela y el como lo disfrutó esa maldita me daban nauseas.

Me sentía molesta con la pelinegra, tenía rabia hacía ella, pero también con Daniela.

¿Cómo era posible que permitiera se tomarán esas imágenes? Al parecer ella estaba muy cómoda con ello.

Durante mi trayecto me encontré con un mesero, lo intercepté para quitar de la charola un par de copas que tomé casi de golpe.

— ¿Tienes whiskey? — Pregunté al rubio después de dejar las copas de cristal de nuevo en la charola, el asintió.

Saqué del bolsillo de mi pantalón mi tarjetero y tomé un billete de $100 dólares para entregárselo.

El abrió los ojos impresionado.

— En un momento regreso — Dijo para salir como rayo por mi bebida.

Espere unos pocos minutos, analice el lugar que estaba prácticamente vacío, todos se encontraban en el salón donde estaba sucediendo el desfile.

Agradecí ese momento de soledad, al poco tiempo vi regresar al rubio con mi pedido.

— Gracias — Dije tomando el vaso de cristal con el liquido café — ¿Sabes a donde puedo ir a tomar un poco de aire? —

— Claro señorita, caminé todo derecho pasará dos salones y luego gira a la izquierda ahí verá unas puertas de cristal, por ahí puede salir a la terraza — Explicó.

— Claro, gracias — Me despedí y comencé mi camino.

Caminé por el inmenso lugar, cada uno de los salones eran realmente grandes llenos de hermosas obras de arte que estaban protegidas con su respectivo sistema de seguridad.

Llegué al lugar indicado, abrí una de las puertas de cristal y me encontré con una hermosa terraza que daba vista al jardín trasero del museo.

Tomé una gran bocanada de aire fresco, la noche era fría y Nueva York lo hacía evidente pero no me importó a pesar de solo contar con mi blazer decidí quedarme en ese lugar para pensar.

Necesitaba tranquilizarme, respirar y organizar mis ideas.

Estos últimos dos meses habían sido caóticos para mí, después de terminar con Daniela todo se había vuelto más estresante y pesado.

Al verla de pie frente a mí en la gran escalera me había quedado sin habla, estática y mi corazón había comenzado a latir cómo loco, como solo lo hacía con ella.

FLASHBACK

Sus penetrantes ojos avellana me miraban fijamente, su ceño estaba fruncido en señal de que estaba muy molesta.

No sin ti. (Caché) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora