La pequeña Greene {parte uno}

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Cuando la granja de los Greene fue atacada por una horda de caminantes y reducida a cenizas todos intentaron escapar del peligro como mejor pudieron. Evangeline estaba en la casa jugando a las cartas con su hermana mayor Beth cuando el caos se desató, y fue junto a ella que escapó del terreno rodeado de caminantes. Corrieron tomadas de la mano, guiadas por Lori y protegidas por Patricia, hasta que ella fue atacada por uno de esos monstruos. Entre los gruñidos de los caminantes, el sonido de las llamas consumiendo el granero y los múltiples disparos, a Evangeline le costó escuchar los gritos de dolor de la mujer que había ayudado a criarla. Solo noto que algo andaba mal cuando sintió que Beth no avanzaba junto a ella. Fue entonces que volteo a mirar qué sucedía y sus ojos se encontraron con la horrible imagen de Patricia siendo despedazada por los caminantes.

La pequeña Evangeline se quedó paralizada por el miedo mientras observaba aquella escena, intentando comprender lo que ocurría frente a sus ojos. De repente el mundo comenzó a avanzar en cámara lenta. Los sonidos se escuchaban lejanos. Veía a Patricia gritar, a su hermana llorar mientras intentaba soltarse del agarre que la mujer tenía sobre su muñeca, pero no podía oírlas. Estaba en estado de shock, viendo como todo sucedía frente a sus ojos pero siendo incapaz de moverse para hacer algo al respecto.

Entonces sintió que Lori la alejaba del peligro, tirando de su brazo hacia atrás, mientras se apresuraba a ayudar a Beth. Los gruñidos de los caminantes se volvían poco a poco más fuertes en sus oídos, y cuando miro hacia el costado noto que uno se le acercaba con rapidez. Esa imagen fue lo suficientemente potente como para hacerla volver a la realidad. Sin pensarlo dos veces, Evangeline comenzó a correr. Se movió con rapidez y agilidad, aprovechando su pequeña complexión física para escabullirse entre los caminantes sin que estos la atraparan. Corrió sin mirar atrás hasta que se alejó lo suficiente de la granja como para sentirse segura.

Protegida por las plantas y los árboles que le proveían un escondite, Evangeline se volteo para ver los restos de lo que había sido su hogar. Fue capaz de notar que un grupo de vehículos escapaban a toda velocidad del fuego y los caminantes y se sintió aliviada. Aquello significaba que sus hermanas, Maggie y Beth, su padre, Hershel, e incluso su mejor amigo Carl, tenían posibilidades de sobrevivir. Pero casi inmediatamente fue invadida por un vacío interior que fue llenado con un miedo terrible cuando se dio cuenta que su familia había escapado sin ella. Estaba sola en el medio del campo con una horda de caminantes pisándole los talones.

Luego de perder de vista a su familia (y toda esperanza de ser rescatada) Evangeline se adentro aún más en el bosque. Encontró refugio en una especie de cueva oscura en medio de la nada y se escondió allí. Estaba cansada, pero no podía dormir. Quería llorar, pero temía ser encontrada por la horda de caminantes si hacía demasiado ruido. Era solo una niña, armada con un cuchillo filoso que había tomado de la cocina antes de escapar de su casa, jamás podría escapar sola.

Aterrada y con una angustia que le aplastaba el pecho, la pequeña Greene se acurruco en una oscura y húmeda esquina, escondiendo el rostro entre sus rodillas mientras se mecía suavemente para calmar sus nervios. Las lágrimas caían descontroladamente por sus mejillas y tuvo que esforzarse mucho para ahogar los sollozos que amenazaban con escapar de su garganta. Se quedó en aquella posición hasta que notó que los rayos del sol comenzaban a alumbrar la entrada a aquella especie de cueva. Solo entonces se animó a asomar la cabeza hacia fuera para echar un vistazo a su alrededor. No veía a ningún caminante por allí, pero aún tenía demasiado miedo como para salir de su escondite.

Volvió a adentrarse en la cueva y cerró los ojos, intentando escuchar todo a su alrededor. Pero lo único en lo que podía concentrarse era en lo mucho que deseaba ver a su familia, en lo feliz y aliviada que se sentiría si Maggie aparece allí para salvarla. Pero cuando volvió a abrir los ojos se enfrentó a la terrible realidad: estaba sola y nadie vendría por ella.

TWD: Carl Grimes One ShotsWhere stories live. Discover now