Besame

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—Caarl, estoy aburrida —te quejaste mientras rebotabas sin ganas una pequeña pelota de tenis contra la blanca pared de la habitación de tu amigo.

Carl, que estaba recostado sobre su cama, apartó la mirada del cómic que estaba leyendo para fijarse en ti.

—¿Quieres ir a caminar por el bosque? —te propuso.

Hiciste una mueca. No estabas realmente convencida de que aquello ayudara a distraerte, pero con el mundo como estaba realmente no tenías muchas opciones. Terminaste aceptando y ambos se encaminaron a un sector algo alejado y escondido del muro que protegía a Alexandria del peligro para trepar.

Lograron escapar sin ser vistos y se pasaron caminando por el bosque un buen rato, mientras hablaban y exploraban la zona. Ambos disfrutaban estar allí más de lo que deberían. En parte era porque eso los ayudaba a mantenerse alertas y a no olvidar los peligros que se encontraban más allá de los muros de Alexandria. Pero también se debía a que era su pequeño secreto. Nadie—ni siquiera Rick o Michonne—sabía que ocasionalmente salían a curiosear por el bosque. El tiempo que pasaban allí era tiempo que pasaban entre ustedes, sin que nadie los estuviera vigilando o dándoles órdenes. Y si había algo que Carl y tu adoraban más que no tener que seguir órdenes eso era, definitivamente, pasar tiempo juntos.

Luego de un rato caminando comenzaste a aburrirte nuevamente. Odiabas cuando aquello te pasaba. Nada lograba entretenerte y eso te ponía de mal humor. Pero Carl mejoró la situación rápidamente, apelando a tu lado competitivo al retarte a una carrera. Aquello terminó funcionando mejor de lo que ambos esperaban. En cuestión de segundos tu aburrimiento había desaparecido para ser reemplazado por diversión y felicidad. Bueno, al menos hasta que Carl te ganó dos veces seguidas. Entonces todo lo que te importó fue la competencia y ganarle por lo menos una vez. Lo que no fue una tarea fácil. Con cada carrera te cansabas más, y Carl siempre se las arreglaba para llegar unos segundos antes que tu a la meta. Pero, finalmente, después de lo que se sintió como siglos, lo lograste.

—¡Ja! ¿Lo ves? Soy mejor que tú —le dijiste a Carl entre jadeos.

—¿De qué estás hablando? ¡Te gané cinco a una! —replicó el chico—. Te patee el trasero, hasta tu tienes que admitirlo esta vez.

—Pero no fue justo, tus piernas son más largas que las mías. Era obvio que me ganarías —le reprochaste haciendo un mohín.

—Deberías haber pensado en eso antes de aceptar mi reto —contestó Carl entre risas.

—¡Quiero una revancha! —exigiste cruzándote de brazos—. Pero tiene que involucrar algo en lo que no tengas ventaja. Algo en lo que seamos igual de buenos.

Te tomaste un momento para pensar en lo que podrían hacer, pero el crujido de hojas secas a tu alrededor te distrajo. Alguien o algo estaba cerca de ustedes. Carl se apresuró a tomarte de la mano para guiarte hacia el estrecho árbol hueco en el que solían esconderse cuando había problemas. Pronto se dieron cuenta de que los ruidos provenían de un reducido grupo de caminantes que pasaban por allí en dirección a Alexandria.

Entonces una idea algo alocada te vino a la mente.

—Ya sé lo que podemos hacer para definir quién de los dos es mejor —susurraste en el oído de Carl para evitar que los caminantes los escucharan—. Enfrentarlos.

Carl abrió los ojos como platos y te miró como si hubieras perdido la cabeza.

—¿Estás loca?

—Probablemente, pero mis problemas mentales no tienen nada que ver con esto —dijiste encogiéndote de hombros—. Vamos, no son tantos. Podemos acabarlos nosotros. Estaríamos evitando que llegaran a casa y de paso tendría la oportunidad de humillarte una vez más.

TWD: Carl Grimes One ShotsWhere stories live. Discover now