Clases de tiro

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La gente de Woodbury se había convertido en una importante ayuda para el grupo de la prisión. En lo personal, no te costó para nada abandonar esa pseudo ciudad. Detestabas al tipo que todos solían llamar "Gobernador" y si no te fuiste antes es porque él no le permitía la salida a nadie. A los pocos meses de iniciada tu nueva vida en la prisión te hiciste muy amiga de un chico. Carl Grimes. Era el hijo del jefe del grupo y te ayudó a adaptarte desde el primer día, intentando hacerte sentir lo más cómoda posible dentro de las alternativas que brindaba el apocalipsis. Solían pasar mucho tiempo juntos. Al tener la misma edad solían asignarles el mismo tipo de tareas, así que por lo general se pasaban los días charlando entre ustedes mientras realizaban las actividades necesarias para ayudar al bien común del grupo.

Esa mañana Carol y Beth les habían pedido que le llevasen el desayuno a algunos integrantes del grupo ya que estos habían pasado gran parte de la noche combatiendo a unos caminantes cerca de uno de los muros de contención. Tu fuiste por Daryl y Michonne y a Carl le había tocado ir a la celda de Rick y luego a la de Glenn y Maggie. Cumpliste con lo pedido, pero cuando fuiste en dirección a la cocina para buscar a Carl te encontraste con una situación bastante extraña. Él estaba escondido en un pasillo con dos cuencos de comida en sus manos.

—¿Quieres que los lleve? —le preguntaste algo desconcertada.

—¡No, yo puedo! —se apresuró a decir—. Solo que no ahora. Escuché unos ruidos en el cuarto y prefiero esperar un poco.

Lo miraste con expresión burlona y contuviste la carcajada que había querido escapar de tu garganta. La situación que describía Carl era más que incómoda, lo que significaba que era un momento perfecto para burlarte de él.

—Ohh, ¿el bebé Carl se asustó porque Glenn y Maggie tienen sexo? Pobrecito, nadie protegió su mente infantil —comentaste con una sonrisa al notar la molestia en la expresión de Carl—. No se si ya te dieron la charla, pero eso es lo que hacen los adultos cuando se quieren mucho. En especial en un día como hoy —agregaste, recordando que, técnicamente hoy era San Valentín—. Deberíamos esconderte para protegerte de la gente que se ama así no te traumas.

—Solo no quise interrumpir —contestó poniendo los ojos en blanco. Volvieron a la cocina con Carol y ella les dijo que tenían el día libre. Al parecer Rick había decidido que todos como grupo se habían esforzado mucho en el último tiempo, y como recompensa permitió que el día de San Valentín fuera uno de descanso para pasar con los seres queridos. Solo algunas pocas personas continuaban realizando tareas esenciales como la vigilancia, pero el resto podía hacer lo que quisiesen.

Aprovechando el día libre, Carl te llevó al campo de tipo para practicar. Aún no eras demasiado buena en el manejo de las armas de fuego. Te defendías bien, pero como Carl había vivido más tiempo afuera él conocía un poco más del tema. Claro que tu no estabas dispuesta a admitir tal cosa y, a pesar de que él era claramente mejor que tu, siempre encontrabas algo para criticarle.

—¡Eso fue terrible! —exclamaste burlona luego de que Carl disparara—. No se porque dejo que tu me enseñes cuando claramente no eres tan bueno como dices. Tal vez debería darle un rifle a Judith y pedirle que me ayude.

—Aun así disparó mejor que tú —contestó él siguiéndote el juego.

—Por apenas un poco —dijiste soltando un bufido—. Que yo lo haga mal es comprensible porque llevo años viviendo en Woodbury sin tener que tocar un arma. Pero se supone que tu vienes haciendo esto desde hace tiempo. Deberías ser mucho mejor que yo.

—Y tú deberías callarte —contestó él con una sonrisa en el rostro.

Lo observaste cargar el arma una vez más y ponerse en posición para volver a disparar. Esta vez dio en el centro del blanco. Se volteo a mirarte con una sonrisa triunfante y pusiste los ojos en blanco.

TWD: Carl Grimes One ShotsTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon