La sobrina de Deanna {parte dos}

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Carl y Kat no volvieron a pasar tiempo juntos luego de que él decidiera cancelar sus entrenamientos. Ella no le hablaba, y ni siquiera le dirigía la mirada cuando se juntaban con sus demás amigos en común. Por lo general encontraba una excusa para salir de la habitación y Ron corría detrás de ella. Cada vez que eso pasaba, Carl se repetía a sí mismo que había hecho lo correcto y que eventualmente el enojo de Kat dejaría de doler. Un día se levantaría y pensar en ella ya no le estrujaría el corazón de angustia, y entonces sabría que arriesgarlo todo por ella hubiera sido una pésima decisión.

Pero hasta que eso pasara tenía que aguantar el dolor y las ganas de destrozar a Ron, ocultarlas en lo más profundo de su ser y pretender que no estaban allí. Y esa era la parte más difícil. Carl nunca había sido bueno ocultando sus emociones así que fingir ante todos que no se sentía miserable era un reto que no sabía si sería capaz de superar.

Su padre fue el primero en notar que algo no iba bien. No le dijo nada en el momento, pero él lo escuchó hablando con Michonne acerca de ello. Y desde entonces los dos no paraban de preocuparse el doble por él. Carl estaba agradecido por ello, pero a la vez muy molesto porque volvían la tarea de pretender que nada le pasaba mil veces más difícil. Como resultado de eso, comenzó a pasar sus días mayormente dentro de su habitación o afuera paseando por las calles de Alexandria pero teniendo cuidado de no toparse con Kat. Si no podía ocultarles que algo andaba mal, entonces haría lo posible para escapar de sus preguntas y miradas de preocupación.

Por ese motivo se había pasado toda la mañana encerrado en su habitación. Desayunar junto con su padre y Michonne implicaría tener que enfrentar sus no tan sutiles intentos de averiguar qué le pasaba. Y no tenía ganas de lidiar con ello. Pero eventualmente su cuerpo lo obligó a bajar las escaleras en busca de comida. Pensó que se encontraría con Michonne esperándolo con el desayuno mientras cuidaba de Judith, pero en su lugar se topó con Maggie jugando con su hermana en la sala de estar.

—Oh, bien ¡ya despertaste! —dijo cuando lo vio bajar por las escaleras—. Tienes cereales en la cocina si quieres desayunar. Aún estás a tiempo.

—Gracias, pero ¿qué haces aquí? Pensé que estabas ocupada trabajando para Deanna —quiso saber Carl.

—Si, pero Rick y Michonne tenían cosas que hacer y no querían despertarte para que te ocuparas de Judy.

Carl la miró algo extrañado, pero no dijo nada. Estaba casi seguro de que su presencia en la casa tenía que ver con su padre y su desesperación por saber qué le pasaba. Probablemente pensaba que Maggie lograría hacer que él le contara todo, y así su padre por fin averiguaría lo que pasaba por su mente. Carl puso los ojos en blanco mientras buscaba comida en la cocina. Quería estar molesto con Rock por entrometerse tanto en su vida, pero no podía. Saber que estaba dispuesto a hacer tanto para asegurarse que estuviera bien lo reconfortaba.

—Bueno, ya estoy despierto así que ya puedes volver con Deanna si lo necesitas —le dijo a Maggie mientras acomodaba su desayuno en la mesa de la sala de estar y se acomodaba en el sillón junto a ella y su hermana menor.

—Esta bien, me dejó el día libre así que puedo quedarme hasta que Rick o Michonne vuelvan. Si eso no te molesta claro.

—No, está bien —se apresuró a asegurarle—. Es agradable tener compañía de vez en cuando. Judy puede ser muy difícil a veces.

—Sí es verdad, pero estoy acostumbrada. Beth era muy revoltosa cuando era pequeña —dijo con una sonrisa melancólica—. No es necesario que te quedes, estoy segura de que tienes otras cosas que hacer. Ve a divertirte con tus amigos, aprovecha ahora que puedes.

—Prefiero quedarme en casa hoy.

—¿Por qué? —quiso saber Maggie—. ¿Pasó algo?

—No, solo no tengo ganas de estar con ellos hoy.

TWD: Carl Grimes One ShotsWhere stories live. Discover now