Embarazo

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N/A: Carl y Katherine (la protagonista) tienen 24/25 años en esta historia 


Todo comenzó la madrugada del Martes cuando Katherine sintió las primeras molestias de lo que después se daría cuenta que era el trabajo de parto. El reloj marcaba las 3:30 AM cuando se despertó por un ligero dolor en su espalda. No se suponía que diera a luz hasta dentro de una semana, así que se relajó y al cabo de un par de minutos el dolor cesó, permitiéndole volver a dormir.

Tan solo dos horas después volvió a despertarse. Esta vez el dolor era más agudo que antes, pero aún se encontraba dentro de los límites que ella podía tolerar. Miró a su lado, decidida a despertar a Carl, el padre de los mellizos que tenía en el vientre, pero al verlo dormir tan plácidamente se arrepintió. Estaba tan cansado la noche anterior cuando finalmente se acostó, se merecía el descanso. En lugar de ello, se levantó de la cama con algo de dificultad y caminó un poco por la habitación regulando su respiración. Aquello solía ayudarla cada vez que sentía algún tipo de dolor.

Pero esta vez nada parecía hacer efecto. El dolor aumentaba con cada minuto que pasaba sin importar cuánto se esforzara por respirar o distraerse de la situación. Y antes de que se diera cuenta, Katherine sintió un líquido escurrirse por sus piernas.

—Carl, cariño, despierta —lo llamó ella, intentando sonar lo más calmada posible.

Él solo soltó un susurro ahogado por la almohada en la que tenía enterrada la cara.

—¡Creo que rompí bolsa!

Al escuchar esas palabras Carl se levantó de un salto de la cama y corrió hasta ella con una mezcla de confusión, felicidad y preocupación en el rostro.

—¿No se suponía que faltaba una semana? —preguntó.

—Eso mismo pensaba, pero estoy bastante segura de que ya están preparándose para salir —respondió ella y soltó un grito de dolor debido a las contracciones que se hicieron presentes una vez más.

—Está bien, estarás bien... Solo respira como practicamos —dijo Carl en un intento por calmarla mientras la llevaba una vez más a la cama. Sonaba nervioso y Katherine se preguntó por un momento si aquellas palabras se las decía a ella o a sí mismo.

Carl se encargó de acomodar la cama y las almohadas para que ella estuviera cómoda. Le sostuvo la mano mientras una nueva oleada de contracciones la atacaban y realizó con ella los ejercicios de respiración. Cuando el dolor pasó, él simplemente se quedó allí, sosteniendo su mano sin saber qué hacer.

—Cariño, por más que aprecio mucho tu ayuda, ahora necesitaría que vayas a buscar al doctor, ¿si? —le dijo Katherine con la respiración acelerada, intentando mantener la calma ya que, claramente, Carl la había perdido.

—¿Qué? —le preguntó él, distraído.

—¡El doctor, Carl! ¡Llama a Dave! —exclamó ella con un tono más fuerte del que había querido usar.

Entendía el pánico por el que Carl estaba pasando porque ella se sentía igual, pero no podían paralizarse ahora. Necesitaban trabajar juntos para traer a sus hijos al mundo.

—¡Ah, sí claro! —dijo él y se apresuró a salir de la habitación. Entonces sintió a Katherine gritar de dolor una vez más y volvió para ayudarla.

—Ve a buscar a David, Carl —repitió ella.

—¿Vas a estar bien sin mi?

—¡SOLO VE POR EL MALDITO DOCTOR, CARL!

Mientras su novio de años desaparecía por la puerta en busca del obstetra que se había encargado de su embarazo desde el primer momento, Katherine volvió a concentrarse en su respiración en un intento por calmar los dolores que las contracciones le estaban causando. El sonido de las agujas del reloj a su lado le irritaba un poco, pero le servía para contar con cuánta frecuencia se presentaban las contracciones.

TWD: Carl Grimes One ShotsWhere stories live. Discover now