CAPÍTULO TREINTA Y DOS

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La rubia Swift procedió a beber un trago de su humeante taza con té verde, cruzó la pierna con elegancia y comenzó con la retahíla de reproches -Te estuve marcando toda la mañana, ¿En dónde diablos te metiste?- Interrogaba cual novia psicópata a su mejor amiga.

-Estuve encerrada en la oficina del Fiscal repasando una y otra vez los resultados que arrojó la autopsia de la esposa de Matías- Respondió imitando la acción de degustar el líquido caliente y sin azúcar.

-¿Y cómo por qué harías algo así?- Enarcó una Ceja mientras intentaba analizar el lenguaje fenomenológico de la Psiquiatra. -Pensé que habías entregado ayer ese reporte y estabas oficialmente cerrando tu participación en el caso- Adoptó una posición mucho más cómoda y despreocupada en el sofá. Se había liberado de los odiosos tacones tan pronto como entraron a su apartamento y ahora sus pies descansaban sobre la minimalista mesa de centro del living.

Scarlet negó con la cabeza. -No puedo zanjar un caso que tiene tantas grietas, además...Mi participación termina de manera oficial hasta que rinda mi declaración ante el Tribunal-

-Scar, tú eres solamente su Psiquiatra- El tono de Swift no pretendía reprender, pero tampoco podía ocultar su preocupación. Resultaba tan evidente para ella que su compañera de Universidad y a la que creía conocer mejor que a la palma de su mano estaba cruzando la línea de lo profesional
- Permite que el Juez y su Abogado defensor hagan el trabajo correspondiente- Le aconsejó.

-No puedo- Respondió aterrada.

Aterrada porqué sabía que su mejor amiga tenía razón, aterrada por lo que todo eso podría significar...

-Te estás obsesionando- En esta ocasión el tono de la ojiazul se había transformado en algo mucho más acusatorio. -Y lo peor es que ya recibiste un ataque por ello- Aún recordaba cuando un desequilibrado mental había intentado hacerle daño en su propio consultorio.

-No fue para tanto, es verdad que me cagué de miedo pero es normal, cualquiera en mi lugar lo habría hecho, además ese tipo solamente intentaba amedrentarme- Se defendió a sí misma, omitiendo la acusación de que se estaba obsesionando. -Yo solamente quiero que se haga justicia, Tay. Él no es un Psicópata- Ahora había tocado el turno para defenderlo a él, y lo había hecho con tanta convicción que...

-¡Oh, no! Tú no le aplicaste ese estúpido acertijo del funeral...- Preguntó casi escandalizada. -¿Lo hiciste?-

-Lo hice- Admitió un poco avergonzada. Son las desventajas de que alguien te conozca demasiado a profundidad.

-¡No puedes confiar en una mierda carente de todo rigor científico!-

-¿Y por qué no? ¿Acaso no es lo que hacemos todo el tiempo? ¿Aplicar estúpidas pruebas proyectivas que no conducen a ninguna evidencia Asertórica?- Comenzó a exaltarse.

-¿Te estás escuchado? ¡Dios, Estás hablando como tu marido!- Taylor sonaba más exasperada que la propia Scarlet
-¿De verdad estás denostando nuestras herramientas de trabajo con las que la Psiquiatría ha funcionado desde 1939 solamente porqué te gusta un puto enfermo que hizo papilla para bebé con el cráneo de su esposa para después dársela de comer a su pequeño hijo?- Correcto. En este punto de la conversación a Taylor Swift se le había fundido el catalizador de las emociones.

La Doctora Gruber no sabía que le asustaba más...Si el mito inventado por la prensa amarillista de que Matías había alimentado a su hijo con restos del cadáver o la acusación de la persona que mejor la conocía en esta vida acerca de...-¡NO ME GUSTA MI PACIENTE! ¿Qué mierda te pasa a ti? Además es mentira que el Niño haya comido restos del cadáver de su propia madre- Gesticuló con repulsión.

EL HUBIERA SÍ EXISTE  (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora