CAPÍTULO TREINTA Y SEIS

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La Directora del Colegio Carrollton del Sagrado Corazón se encontraba recargada en el muro pintado en color blanco, su cabeza estaba gacha y sus ojos notablemente enrojecidos e hinchados por tanto llorar.

Nadie dijo que las paredes deben ser suaves, mucho menos si nos referimos a la estructura de un hospital.

¡Pero éstas en particular se sentían tan duras!

Tan duras como la vida misma; Como si en vez de estar constituidas por varilla y concreto...Su materia prima estuviera basada en la culpa, el miedo y el dolor.

El aire se sentía pesado, tanto...Tanto que costaba respirar, como si el oxígeno en esa sala de espera infernal se hubiese tornado espeso y no consiguiera hacerlo entrar por su pecho que ahora se sentía comprimido por la angustia y el terror.

-Taylor- Escuchó la voz de Karlie que sonaba suave pero también preocupada. Era como si pudiera transmitirle su profundo dolor. -¿Qué pasó? ¿Cómo está todo?-

Swift negó con la cabeza y acto seguido se arrojó a los brazos de la Empresaria sin titubear, con la única certeza de que Kloss no iba a dejarla caer. -Todo está mal, por favor- Le suplicó con la sal en estado líquido escapando de sus ojos
- Abrázame, por favor- Fue la frase pronunciada antes de esconder su cabeza en el pecho de la rubia más alta.

-Pero...Scarlet...¿Cómo se encuen...?-Intentaba obtener noticias sobre la salud de la Psiquiatra, pero fue interrumpida por su rubia ojiazul.

-Perdió mucha sangre, Karlie. Los médicos no...- Los nudos metafóricos formados en su garganta casi impiden que le salga la voz. -Ellos no pueden asegurar que lo logre-

-Pero lo va a lograr, yo lo sé- Besó su cabeza en señal de consuelo y apoyo.

Tan pronto Taylor se desahogó en los brazos de su jirafa, dejando rastros de lágrimas en la ropa de ambas, decidieron salir a tomar aire fresco.

Aparentemente las noticias demorarían algunas horas en llegar y Mario se había comprometido para avisarle sobre cualquier cosa que supiera, cualquier detalle, por pequeño que pareciera, él la llamaría al móvil.

Tan sólo cruzar las puertas de cristal que les permitían abandonar el hospital, se vislumbraba un pequeño parque, estaba situado justo del otro lado de la acera, por lo que ambas mujeres caminaron la poca distancia que las separaba hasta llegar a una banquita de madera.

Una vez tomaron asiento, Taylor sintió que el aire fresco realmente era de ayuda, ahora podía respirar mejor, aunque el dolor y la angustia parecían intactas.

Sin embargo, sus motivos internos no serían impedimento suficiente para que ella iniciara una conversación.

Se enteraba cada vez más de que Karlie Kloss tenía la capacidad de extraer lo mejor de ella, algo así como su versión deluxe.

Además...Necesitaba tanto divagar, despejar su mente, purificar sus pensamientos que solamente se habían contaminado más con esas energías pesadas y negativas típicas en el área de urgencias de un Hospital. -Comenzaba a hacerme a la idea de que abandonaría el Carrollton una vez que mis padres supieran que estoy saliendo contigo. Imagino que van a enloquecer y me van a destituir de mi puesto como Directora. Y aunque ya me había hecho a la idea y había aceptado mi destino de buena gana...- La miró fija e intensamente a los ojos. -Porque te elijo a ti y me elijo a mí, nos elegí a nosotras por encima de cualquier cosa material o sensación de control y poder, pero aún así me podía mucho irme así, no puedo negarte que estaba experimentando esa sensación de ansiedad por la separación de mi puesto de trabajo. Y ahora, después de lo qué pasó ahí con Scarlet, con el propio Isco...Yo simplemente ya no podría volver más, es como si ese lugar hubiese quedado marcado por la tragedia, como si se tratase de un lugar maldito...-

EL HUBIERA SÍ EXISTE  (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora