CAPÍTULO TREINTA Y CINCO

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Las llamas gemelas tienen su origen desde las culturas antiguas, e ilustrado en la mitología de Platón "El Simposio" en el cual se describían como los seres humanos estaban representados con dos caras, cuatro brazos y cuatro piernas, al ser amenazados con ser dominados los dioses decidieron dividirlos en dos siendo en ese entonces que fue creado el humano que hoy conocemos teniendo dos partes de un mismo ser.

Ojalá vivir el día a día fuera tan simple como hacer lo correcto y quedar bien con el mundo entero. Pero para Camila Cabello las cosas eran un poco más enredadas que eso, ella debía hacer lo incorrecto para complacer al resto.

¿Una víctima?

De las circunstancias o del destino tal vez, pero la realidad es que ella había tomado decisiones equivocadas que la arrastraron a la cúspide del remordimiento.

¿Pensó en las fatales consecuencias que sus impulsos descontrolados podrían ocasionar? Ni ella misma lo recordaba. Hizo lo que hizo y ya está.

La cagó y embarró toda la mierda pestilente sobre la mujer que amaba.

Y como si aquel pozo sin fondo de miseria fuera peccata minuta...Aceptó convertirse en el caballo de Troya que llevaría a cabo una misión probablemente suicida, pero sentía que se lo debía a Scarlet o a Taylor Jauregui o como se llamara. El nombre era lo de menos.

En la mente retorcida de la latina con piel apiñonada solamente vivía la esperanza de redimirse de alguna manera, como si asumiendo su rol de Kamikaze pudiera expiar sus culpas y entonces sí, como por arte de magia el universo vertería cloro y jabón sobre las huellas de su crimen, ese que había cometido al acostarse con Michael Jauregui.

Finalmente llegó a su destino y aparcó el auto junto al jeep de color rojo. Afortunadamente Lauren contaba con dos cajones de estacionamiento, tomó su bolso del asiento vacío que debiera ser ocupado por el copiloto y descendió del vehículo. Caminó hacia el apartamento después de activar la alarma de su Forte Hatchback y utilizó una copia del juego de llaves que su esposa le había regalado para abrir la puerta del que temporalmente sería su nuevo hogar.

Ella de verdad esperaba concluir exitosamente todo asunto relacionado al Psicópata Americano porque tenía miedo de quedar atrapada entre el infierno del fuego, y no de esas llamas dantescas y bíblicas, literalmente le aterraban las llamas y la tragedia que pudiera desatarse en aquel edificio, pero no quedaba de otra más que tragarse las dudas y los temores; reprimiría ese pensamiento que únicamente le provocaba tormento y preferiblemente se enfocaría en organizar su agenda en pro de buscar el tiempo para encontrar pacientemente un sitio mucho más amplio, uno que se adecuara a sus expectativas para vivir cómodamente.

Ella nunca fue una chica superficial ni con desmedidas ansias de riqueza, por lo tanto, la morada que Lauren le ofrecía con todo su amor le entusiasmaba genuinamente, sobre todo por el disfrute de la compañía y lo que representaba vivir junto a la persona que le llenaba de percusiones rítmicas el corazón.

Y es que bastaba conectarse con esa mirada de auténticas esmeraldas para que su órgano vital con el tamaño del puño de su mano izquierda comenzara a sonar al compás de percusiones perfectamente armonizadas, tan perfectas como la batería en "The Shadow of the Abattoir" de Trivium, con una ejecución tan gloriosa...Que sólo la magia del amor era capaz de explicar.

Y si el amor no tenía explicación, entonces tal vez se había tragado alguno de los vibradores de Dinah, de esos que no se callaban, lo extraño era que las baterías solamente funcionaban dentro del juguete sexual activando los latidos de su corazón con furia descomunal, cuando se trataba de tener a su hermana cerca. Y no. No era en un modo fraternal, eso ya era un hecho consumado.

EL HUBIERA SÍ EXISTE  (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora