CAPITULO VEINTITRÉS

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PERSPECTIVA DE CAMILA

Algunas veces tengo muchas dudas acerca de mis sueños, parecieran pesadillas y quizás sean solamente eso. Pero ya no estoy tan segura, me aterra reconocerme a mí misma como incapaz para desambiguar los límites entre la realidad y la ficción.

¿Qué pasaría si mis sueños no son sueños si no recuerdos de vidas pasadas?

Yo vi morir al padre de Lauren.

Fue una escena horrorosa, como si se tratase de una representación teatral y yo pudiera observar todo con detenimiento sin perder detalle desde la primera fila.

Lo vi suicidarse.

Vi a la madre de Lauren llorar por la muerte del hombre al que amaba y también la vi tomar a dos niñas en brazos.

Había una de ojos verdes que puedo apostar se trataba de la misma Lauren. Mientras que la otra era mucho más pequeña, aún no caminaba con soltura, y mientras la mujer mayor, ahora viuda, tomaba a Lauren de la mano, con el otro brazo cargaba a la más pequeñita, la que tenía aspecto más latino, la que...

La que sin duda se parecía a mí. En todas las fotos que mi madre almacena en los álbumes familiares de cuando yo era bebé, esa niña luce demasiado como yo.

No exagero cuando digo que tengo razones para sospechar la más aberrante de las situaciones.

Estoy convencida de que la posibilidad existe. Sé que esa niña puedo ser yo. Todas las piezas encajan, ¿Es esa la gran verdad que Lauren me quiere ocultar? ¿Es ese el gran secreto que Karlie pretende revelar?

No estoy preparada para escucharlo. Porque claro está que una cosa es imaginarlo, tener la idea, pero otra muy distinta es que ese pensamiento atroz se materialice.

¿Y si fuera verdad?

¿Acaso Lauren me besó con conocimiento de causa?

¡Que pregunta tan más estúpida!

¡Por supuesto que ella sabe!

¿Tengo derecho a recriminarle algo?

Yo la besé de vuelta aún sabiendo lo que podríamos estar cometiendo.

Y permití que pasara de nuevo. Nuestros labios se fundieron porque se necesitaban, porque llevaban semanas torturándose por estar separados.

Las fantasías de mis labios son quedarse a vivir para siempre entre los suyos y mi cuerpo pedía aún mayor cercanía y profundidad con el de Lauren. Tuve que fingir quedarme dormida para que las cosas no llegasen más lejos.

También es verdad que mis hormonas estaban disparadas y que cuando Lauren creyó que yo dormía profundamente y fue su turno para entrar a ducharse...Tengo que confesarlo: Me levanté con cuidado de no emitir sonido alguno, abrí la puerta con manos temblorosas, todo mi cuerpo se encontraba trémulo por el miedo a que la madera pudiera rechinar y delatar mi voyeurismo.

Miedo a ser descubierta pero también me sentía llena de adrenalina, ansiaba más que otra cosa en el mundo observar el cuerpo desnudo de mi presunta hermana. Así que aproveché la ligera rendija y mi vista de águila para deleitar mis sentidos.

Enormes eran los deseos que me vi obligada a reprimir. Ansiaba tanto quitarme la ropa y unirme con ella para besarnos desnudas bajo la regadera.

Fui fuerte. Tanto, que decidí regresar a la cama, me cubrí con las mantas y con la imagen intacta de los senos erectos de Lauren, producto de las gotas de agua que salpicaban sobre ellos, cerré los ojos y de inmediato imaginé mi boca mordisqueando sus pezones.

EL HUBIERA SÍ EXISTE  (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora