CAPÍTULO CUATRO

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"Hemos llegado a tu destino" - Sonó la horrenda voz del Waze.

Lauren detuvo el jeep wrangler sport 4x4 color rojo del año y observó el edificio.

Tenía más aspecto de ser un complejo de oficinas que una clínica dermatológica, pero le gustaba.

"Supongo que para la gente es menos invasivo que la miren entrar y piensen que el motivo de su visita es solucionar algún trámite legal a que sepan que viene a sesión de láser para exterminar el vello facial". Fue su brillante pensamiento y descendió del vehículo.

Revisó una vez más el papel escrito con el puño y letra de la Señora Hansen.

La dirección era la correcta.

Sus manos temblaban y sus rodillas también. No todos los días vas a encontrarte frente a frente con tu hermana después de veinticinco años.

Es una situación que naturalmente provoca que los nervios se alteren, sobre todo cuando nunca la has visto, es más, cuando hasta cuarenta y ocho horas antes ni siquiera tenías conciencia de su existencia.

Volvió a mirar el papel.

Ahora solamente le quedaban dos datos:
Dermatóloga y Piso 7.

Se animó a cruzar la entrada y una vez que los sensores detectaron el calor de su cuerpo, dos puertas de cristal le abrieron el paso automáticamente,

Una vez dentro observó cómo una mujer de intendencia fregaba el impoluto piso blanco de mármol para que se conservara reluciente aún después de cada pisada de los visitantes.

Había dos chicas bien vestidas con traje sastre atendiendo llamadas en recepción, pensó en acercarse y pedir un poco de asesoría para llegar a su hermana, pero después recordó que no sabía su nombre.

Así que optó por llevar a cabo la operación más sencilla: Caminar hacia los ascensores y oprimir el número 7.

Pero no obtuvo respuesta.

-¡Vaya, hasta el ascensor me ignora el día de hoy!- Exclamó en un tono más o menos audible y repitió la acción, aunque nuevamente en vano.

-No es por meterme en donde no me llaman pero...- Y al escuchar esa voz femenina que se dirigía hacia ella y que por una misteriosa e indescriptible razón había conseguido inquietar todos sus sentidos, giró el cuello y entonces la miró. En sus 27 años de vida había mirado a muchas mujeres, había viajado por el mundo entero y en verdad había conocido a muchas, pero ninguna tan bonita como la que tenía ahora mismo frente a sus ojos.

Fue incapaz de emitir movimiento alguno. Solamente podía mirarla, era como si el tiempo se hubiese congelado porque la hermosa chica de aspecto latino con profundos ojos marrones y cabello castaño obscuro tampoco parecía reaccionar. Demoró casi medio minuto en poder continuar con su frase -Lo...Lo que sucede- La chica aún desconocida negó con la cabeza siendo consciente de lo patosa que estaba resultando. Literalmente había tartamudeado. Sonrió. Y eso le pareció maravilloso a Lauren, porque significaba que era capaz de reírse de sí misma y Nietzsche siempre lo dijo "Estoy convencido de que la talla humana de un individuo se mide por la capacidad que tiene de reírse sanamente de sí mismo". Era la primera vez que se sentía cautivada por alguien con tan sólo un cruce de miradas y un par de palabras- Es que para poder accesar al séptimo piso necesitas una tarjeta magnética como ésta- Le mostró la suya con el logo de C&H.

-Perdona...- Lauren se sonrojó sin motivo en particular, pero es que con tan sólo mirarla...Con el simple sonido de su voz, el olor de su perfume...Estaba sintiendo algo que era imposible de describir con simples y llanas palabras -Es mi primera vez aquí-

EL HUBIERA SÍ EXISTE  (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora