CAPITULO DOS

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CAPÍTULO DOS

MIAMI FLORIDA, UNA SEMANA DESPUÉS...

-Dejar a Lucy encerrada en ese maldito hueco es lo más difícil que he tenido que hacer en mi vida- La mujer de los ojos verdes bañados en sal se encontraba sentada en una banca de acero pintada en color blanco, justo en el jardín de la iglesia donde acababan de depositar las cenizas en una cripta.

-Fue la voluntad de sus padres y nosotras no podemos opinar- Respondió Alexa resignada. Aún le costaba creer que apenas siete días atrás todo habían sido risas y bromas tontas.

-Lucy le tenía miedo a los espacios cerrados- Comenzó a sollozar de nuevo -¿Te imaginas cuando despierte y mire todo obscuro?-

-Lauren...- Su ahora única mejor amiga la miró con seriedad -Ella ya no va a despertar-

-Ella quería que sus cenizas fueran esparcidas en un viñedo...¿Que acaso su última puta voluntad no cuenta?- Comenzó a apretar los puños cargados de emociones negativas. Era un mezcla de rabia con dolor.

En ese momento apareció Don Carlos, totalmente devastado por la pérdida de su hija y con un aliño personal bastante descuidado.
-Gracias por quedarse hasta el final- Apretó las manos de ambas chicas -Sé que ustedes querían que las cenizas se esparcieran en Santiago, pero yo necesito un lugar donde venir a llorarle a Lucía-

-Señor Vives...- Alexa Asintió con la cabeza en señal total de apoyo -No necesita darnos ningún tipo de explicaciones...Comprendemos perfectamente-

Lauren permanecía en silencio.

Honestamente ella no se encontraba tan empática con la situación. Era defensora y fiel creyente del libre albedrío.

Ella sólo deseaba que su hermana...Porque para ella Lucy había sido eso, su hermana por elección, y eso al final de cuentas es lo que realmente importa, un vínculo que nació desde que eran niñas y que pesa mucho más que cualquier lazo sanguíneo. Eso lo había aprendido a lo largo de su vida, porque Lauren Jáuregui no llevaba realmente la sangre de los Jauregui, ellos eran una pareja imposibilitada para tener hijos que la habían adoptado cuando era una bebé de tan sólo dos años. Y no por el hecho de que Michael Jauregui no hubiera sembrado su espermatozoide y que Clara no la hubiese llevado cargando nueve meses en el vientre significaba que ellos no fueran sus padres, por tanto, lo único que deseaba era que su hermana descansara en paz. -¿Ustedes creen que de verdad exista algo después de la muerte?- Preguntó de la nada tras una ola de divagaciones en su cabeza.

-Existe- Alexa Ferrer que portaba un maquinoff largo cruzado en color negro respondió con firmeza -No sé que sea exactamente, pero sé que existe-

-Éste no es el final- Estuvo de acuerdo el Señor Vives -Además me quedo con la satisfacción de las enormes ganas que tenía Lucy de hacer ese viaje con ustedes...Ahora me doy cuenta de que los hubieran sí existen, porque sé que si ella hubiera podido elegir una muerte seguro que habría sido así, viviendo cada segundo como si fuera el último-

Ninguno de los tres fue capaz de contener las lágrimas.

Una larga semana transcurrió desde aquella pequeña charla con Carlos Vives, quien antes de retirarse se dedicó a agradecerles infinitamente por haber amado tanto a su hija.

Durante esos días Lauren fue incapaz de salir de su apartamento y mucho menos de coger el móvil.

La muerte de Lucy había sido presenciada por cientos de miles de sus seguidores a través de un live en YouTube. Ni siquiera sabía si algún día tendría el valor de entrar a la plataforma de nuevo, le había pedido a Alexa que borrara el video y consideraba seriamente la posibilidad de cerrar su canal.

La vida ya no sería la misma.

Pero aún no tenía idea de que el caos apenas comenzaba.

Nunca le pasó por la cabeza que el sonido del timbre esa tarde pondría su mundo patas arriba.

Abrió la puerta descalza, en pijama y a saber cuántos días llevaba sin tomar una ducha.

-Hey- Saludó de mala gana a sus padres.

-¿Desde cuándo eres alérgica al agua?- Le reprochó su padre claramente por su aspecto sucio.

-Esperaría un poco de comprensión y afecto de tu parte- Lauren se puso a la defensiva.

-Sabes de sobra que todo nuestro amor es para ti, pero date cuenta hija...- Esta vez fue Clara quien la reprendió -No puedes seguir así, mírate nada más esas ojeras, no has dormido, no te estás alimentando bien-

-¿Tú de verdad crees que voy a tener hambre?- La ojiverde negó con la cabeza en señal de enfado. Se sentía totalmente incomprendida, como si sus propios padres le estuvieran dando la espalda -No sé si sepas pero vi morir a mi hermana-
-Necesitamos hablar sobre algo muy delicado- Michael Jauregui se arregló el nudo de la corbata, más porque se notaba nervioso que porque realmente lo tuviera desacomodado.

-Saben que siempre han sido bienvenidos en mi casa y que jamás he sido grosera con ustedes, pero no estoy de humor para sostener una conversación y me da mucha vergüenza decírselos, pero preferiría que se fueran de aquí. Necesito mi espacio-

-Sabemos que absolutamente nada de lo que digamos te va a devolver a Lucía- Aclaró su madre. -Pero tal vez esto pueda cambiarte la vida-

Lauren sintió un nudo en el estomago.

Como si desde lo más profundo de su intuición presagiara una tragedia. -¿Es algo malo?-

-Todo depende la óptica desde que lo mires- Michel se encogió de hombros.

-Espero que no te moleste que use tu cocina para preparar una jarra de té- Se atrevió a decir Clara -Te va a caer bien-

La YouTuber sonrió con agradecimiento. -Voy a aprovechar mientras preparas el té para irme a dar una ducha-

De pronto parecía entrar en razón y volver a ser la misma mujer alegre y llena de ganas de vivir.

-Parece que me están devolviendo a mi hija- Bromeó su padre.

Lauren se dirigió escaleras arriba y en menos de diez minutos ya se encontraba de regreso en la sala, aún con el cabello mojado y una pijama vieja.

Observó a sus padres adoptivos frotarse las manos.
¿Qué sería eso tan delicado que los tenía así?

A decir verdad sentía temor de descubrirlo, pero al mismo tiempo la curiosidad era más fuerte. -¿Y bien...? ¿Qué es eso que ustedes saben y yo no pero que puede cambiarme la vida?- Tomó una taza de té y lo endulzó con dos cucharas de miel.

-Lauren...- Mike comenzó -Hace veinticinco años cuando te adoptamos no estabas sola-

-¿Cómo?- A pesar de no entender nada, comenzó a sentir arcadas en el estomago.

-Había una niña contigo, era una bebé como un año más pequeña que tú, las abandonaron juntas-

-¿Quién era ella?- Preguntó casi paralizada por el miedo que le causaba escuchar la respuesta.

¿Qué hubiera pasado si Lucy estuviera con vida...?
Tal vez Lauren jamás se habría enterado que en alguna parte del mundo tenía una hermana.

EL HUBIERA SÍ EXISTE  (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora