CAPÍTULO VEINTIUNO

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Alguna vez Lauren Jauregui leyó aquella frase de Noel Clarasó sobre qué los amantes célebres de la historia habían vivido siempre separados...Ahora mismo no sabía hasta dónde podría llegar toda esta blasfemia, pero al menos estaba intentando llevarla muy lejos. Le gustaba pensar que cuando el amor es verdadero no tiene porque sentirse vergüenza o miedo de vivirlo.

Se negaba rotundamente a seguir el patrón de Clarasó; Y si algún día llegaban a preguntarle sobre su amor por Camila, entonces podría responder con la cabeza bien en alto algo así como "No funcionó, pero al menos, en algún momento de nuestra historia conseguimos estar juntas"

Y al final, eso era todo lo que importaba.

-¿Te sirvo más vino?- Le preguntó la ojiverde a la hermosa mujer sentada junto a ella sobre la arena.

No habían cargado con ropa de playa y seguramente la que llevaban puesta ya estaría hecha un desastre, pero estaba segura que en la habitación de huéspedes habría más de un cambio que pudiera servir, al menos para tomar una ducha caliente y meterse a la cama con algo cómodo para dormir.

Ella misma se encargaba de dejar algunas prendas "olvidadas" en algunas de sus visitas, por si llegaran a requerirse algún día.

Y bueno, tal parece que el día había llegado.
-Por favor- Camila le sonrió. Y Lauren pudo notar que la sonrisa de su hermana era diferente a cualquiera de las sonrisas que hubiese visto en ella antes. Ahora sonreía con los ojos, irradiaba luz y su energía fluía de una manera que la hacía lucir mucho más atractiva, si es que eso era posible. Pero sí que lo era. No importa que tan hermosa le resultase esa mujer, siempre terminaba descubriendo algo nuevo en ella que la hacía enamorarse más y más. Y eso no podría ser tan malo ¿O sí?
-Pensé que exagerabas un poco con lo del vino, pero me disculpo por haber dudado, realmente está delicioso-

-No pretendo emborracharte- Rellenó la copa de cristal hasta la mitad. -Peeero tampoco puedo permitir que abandonemos esta casa sin bebernos al menos dos de estas botellas, es como un tipo de tradición que tengo con mi Familia-

-Pero...- Entonces Camila la miró de una manera muy extraña. Ésta vez no se apreciaba la luz en sus ojos, sino todo lo contrario, se podía reflejar la obscuridad en su más pura y cruda expresión. -Tú y yo no somos familia...- Tomó la copa de la mano de Lauren y la levantó en un extraño gesto. Como si brindara por ello. Eso era...Festejaba precisamente por eso, porque ellas no eran familia, porque dos personas pertenecientes a la misma familia no pueden enamorarse. Y Camila levantaba su copa para celebrar que estaba enamorada de Lauren y podía quererla si quería...Y la quería.

-Salud- Chocó su copa con la de su hermana. En otro momento su rostro habría palidecido, pero con el tiempo transcurrido, su sangre se había entrenado de tal manera que ante situaciones como aquella podía comportarse dura como un hielo. -La verdad es...- Suspiró profundamente -La verdad es que no sé qué somos, pero estoy segura de que somos algo-

-Bueno, pues mientras lo descubrimos...- Ojos chocolate se clavaron sobre las orbes color esmeralda -Debes prometerme que ésta no será la última vez que nos escapemos de la Ciudad y hagamos una parada por aquí-

-Es una promesa- Lauren la tomó por la mano derecha y entrelazó sus dedos. -Vendremos todas las veces que tú quieras-

-Por cierto, ya que tocamos temas familiares, justamente hoy mi madre se pasó por la clínica, en realidad ese tipo de visitas suyas no son frecuentes, pero hoy estuvo ahí y conversamos...- Hizo una pausa en su relato y aprovechó para degustar el delicioso Nebbiolo. -Conversamos sobre muchas cosas y entonces le hablé de ti-

A Lauren se le atoró el vino en la garganta por un momento. -¿Le hablaste de mí?- Intentó disimular que casi se ahoga con el líquido de color púrpura.

EL HUBIERA SÍ EXISTE  (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora