Capítulo 5: L'affare

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Amélie

- ¿Puedo pasar? - Preguntó mi madre después de tocar la puerta de mi habitación.

- Sí.

Me incorporé en la cama y bajé el volumen del televisor, pensaba que estaría enfadada por las fotos y por el embrollo en el que podríamos vernos envueltas, sin embargo, no podía estar más equivocada.

- No estoy enfadada. - Comenzó a hablar, parecía que me había leído la mente. - No contigo, pero con ese hijo de...

- Mamá. - La interrumpí. - Da igual. Voy a tener que casarme.

Ella suspiró, se sentó sobre mi cama y me agarró las manos mirándome.

- Amy, es sólo un contrato, en realidad. Conociendo a Alessandro, no creo que él te vaya a forzar a dormir con él, ni a hacer nada inapropiado, por supuesto. Es un buen hombre.

Esta vez, fui yo la que suspiró; me acosté con mi cabeza sobre las piernas de mi madre y ella comenzó a acariciarme el pelo.

- Se supone que iba a mudarme el mes que viene.

- Bueno, mudarte te mudarás...

- ¡Mamá!

- Piensa en que al menos Alessandro es un chico muuuy...

- ¡Dios! ¡Para! - Chillé levantándome.

Ella reía, y logró contagiarme su risa en cuestión de segundos. Mi hermano entró en mi habitación sonriendo al ver la escena.

- ¿Comemos algo?



Dos días después, pensaba en Alessandro mientras entrenaba en el gimnasio. Me encontraba luchando cuerpo a cuerpo contra Nate, un amigo de mi madre que también era parte de la mafia. Él era un hombre muy fuerte y alto, con una barba larga pero calvo. Por fuera daba algo de miedo, pero cuando lo conocías, era la persona más dulce del mundo. Me había enseñado la base de todo lo que sé en cuanto a defenderme, y ahora mismo ya era una rival digna y capaz de tirarlo al suelo a pesar de su fuerza.

Al hacerlo una última vez, escuchamos un silbido proveniente de la puerta del gimnasio.

- No me esperaba que fueras tan buena. - Comentó Alessandro con una sonrisa pícara.

- ¿Quieres comprobarlo más de cerca? - Pregunté queriendo borrar esa sonrisa.

Mis palabras sólo le hicieron más gracia, ya que esta vez, su sonrisa me recordó al gato de Chesire.

- Me encantaría, il mio amore. No obstante, vengo a buscarte. Tenemos que hablar.

Yo quise mirar a Nate, pero ya no se encontraba en el gimnasio, así que salí y caminé hacia el piso de arriba junto a Alessandro.

- ¿A dónde vamos a ir?

- Ahora lo verás, Amélie... - Dijo rodando los ojos.

- Necesito saber qué ponerme. - Refuté cruzándome de brazos delante de él.

Pareció pensarlo unos segundos, o al menos se quedó callado durante estos.

- Vamos a ver a mi familia.

- Wow, planazo. - Contesté sarcástica. - Gracias pero creo que voy a pasar.

- No puedes pasar.

- ¿Me estás retando?

- ¡Amélie! No tardes, por favor.

- Dame media hora; tus futuras suegras están en la sala y tu futuro cuñado, ve a hablar con ellas. - Dije, le cerré la puerta en la cara y fui a ducharme.

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