Capítulo 17: Dos mil euros

5.5K 362 3
                                    

Alessandro

- No estoy de acuerdo. - Declaré.

Mi mujer rodó los ojos.

Iba vestida con una mini falda con estampado de leopardo, un top negro de manga larga con bastante escote y unos tacones negros altos. También llevaba puesta una peluca rubia y lentillas marrones.

- Una pena. - Respondió ignorándome mientras se pintaba los labios con gloss mirándose al espejo. Al terminar, los juntó y los separó haciendo que sonara un "pop".

- No vas a ir.

- ¿Por qué no? - Preguntó despreocupada, despeinando un poco su peluca.

- Porque no quiero que te pase nada.

Amélie me miró en el espejo.

- Tienes que dejar de intentar protegerme de todo. A mí tampoco me gusta que llegues tarde algunas noches por haber ido a buscar a algún tonto que te debe algo, y no te digo nada porque confío en tus capacidades, ¿puedes hacer lo mismo?

Resoplé. Ella tenía razón; habían pasado dos meses desde que me contó lo de Nikolai y yo había estado ocupado intentando conseguir más información (de una forma poco legal) para poder acabar con él lo más rápido posible. Pero bajo mi punto de vista, esto era muy diferente. La pelirroja (ahora rubia) se estaba preparando para ir a una de las peleas ilegales en las que se supone que Bass/Ivanov participaría. Iría sólo a ver con quien se juntaba, sus movimientos, etc, pero sería arriesgado igualmente. Tendría un equipo enorme trabajando con ella, aún así, tenía un mal presentimiento de todo ésto.

- Yo confío en tus capacidades, pero me preocupa que te pase algo.

- Oh, cielo. - Sonrió. - ¿Crees que a mí podrían dañarme?

- Nunca se sabe.

- Bueno. - Se giró y me miró directamente, ya no a través del espejo. - Tienes dos opciones. La primera es cabrearte conmigo por ir a esa pelea y la segunda es apoyarme.

- No. Vas. A. Ir. - Repetí harto.

- Muy bien. Veo que has elegido la primera opción así que, besis.

Me tiró besos imaginarios y caminó hacia la puerta de la habitación para irse. Sin embargo, yo fui más rápido. La agarré de la cintura y la pegué a mí para besarla. Ella me devolvió el beso y supo que había ganado.

- Joder, ¿Por qué siempre consigues lo que quieres?

Me guiñó un ojo.

- No tardaré mucho.

- Mantente en contacto, ¿vale?

- Que sí, tranquilo. - Miró el reloj y me volvió a besar. - Tengo que irme ya, te quiero mucho.

- Yo también te quiero mucho, ten cuidado.

Mi mujer sonrió y cerró la puerta. Definitivamente sería una tortura esperarla aquí.



Amélie

- ¿Está sola? - Me preguntó un hombre.

Era alto y tenía una barba bastante crecida, pero no era larga. No era el hombre que estaba buscando, ni mucho menos, pero era lo que necesitaba en éste momento.

- Sí. - Sonreí. - ¿Usted?

- Ya no. Soy Michael Coleman. - Se presentó tendiéndome la mano.

- Natasha Volkova, es un placer. - Me presenté con el nombre falso.

- El placer es todo mío. - me soltó la mano. - Creo que no la he visto nunca, ¿viene mucho por aquí?

L'affareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora