Capítulo 11: Bahamas

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Alessandro

- Es enorme. - Dijo mi esposa maravillada.

- ¿Quieres probarla?

- No sé, estoy un poco cansada...

- Anda, que yo quiero meterme dentro.

- Bueno... - Cedió la pelirroja desnudándose. Yo la imité y ella agarró mi mano sonriéndome.

Bajamos las escaleras de la piscina y ella se sumergió en el agua después de soltarme la mano. Aunque era de noche, mi esposa se las arregló para poder ver con sólo un par de luces. Nadó hasta el otro extremo sin tener que salir a la superficie para coger aire y cuando al fin llegó, me sonrió y me indicó que la siguiera con un gesto de su mano.

Le hice caso y al llegar hasta ella la besé. La francesa rodeaba mi cuerpo con sus brazos y piernas mientras me besaba y yo sólo deseaba más y más.

La puse de espaldas contra el bordillo de la piscina e hice que se agarrara de éste, mientras yo enredaba su pelo en mi mano y tiraba de ella hacia mí. La pelirroja se movía de delante hacia atrás rozando mi erección y no pude evitar soltar una carcajada.

- Eres una zorra.

Ella rió.

- Pero si aún no he hecho nada, Daddy.



- Buongiorno, principessa. - Saludé cuando me hube vestido dejando besos por la cara y el cuello de mi esposa para despertarla.

Ella sonrió y me besó sin siquiera abrir los ojos.

- Bonjour, mon amour.

- ¿Quieres desayunar?

- Sí.

- Voy a pedir un...

No me dejó terminar, porque se subió a horcajadas sobre mí y comenzó a dejar besos en mi cuello. Yo ya estaba vestido, pero ella seguía desnuda y aunque quería decirle que llegarían nuestras familias en breve, me resultaba muy difícil en este momento.

- Señor, señora D'angelo. La familia se encuentra abajo. - Avisó Hannah desde afuera de la habitación.

Ambos suspiramos fastidiados.

- Gracias, Hannah. Ahora bajamos. - Respondió mi mujer.

Se levantó de encima mía y se encaminó al baño. No podía apartar mi mirada de ella.

- Si quieres espérame abajo, cielo.

- Claro, no tardes mucho.

Dejé un beso en sus labios y me quedé acostado unos minutos, intentando enfriar la cabeza. Cuando me hube calmado, bajé las escaleras mientras colocaba bien mi chaqueta.

- Bien, entonces creo que no hay nada más que hablar, Emma. - Escuché decir a mi padre al pisar el salón.

- ¿Qué está pasando? - Hablé.

- Tu padre quiere matar a Bass. - Respondió mi suegra impresionada.

- ¿Tienes una idea mejor? Es su vida o la de nuestras hijas.

- ¡Pero hay más opciones! ¡No es necesario matarlo! Debes pensar en las consecuencias, Dante. No estáis en la mejor de las situaciones ahora mismo, lo mejor es que os mantengáis alejados de esto. Flamme se ocupará.

- Definitivamente matarlo no es una buena idea. Además, puede que parezca más fácil de lo que realmente será. - Dije yo. - Ahora está metido en peleas ilegales y quién sabe con quién se relacionará... Además, si está aliado con Donna...

L'affareWhere stories live. Discover now