Alessandro
Mi mujer volvió al asiento del copiloto cuando se hubo calmado mientras que yo subía la cremallera de mi pantalón e intentaba respirar con normalidad.
- Te has excitado viéndome torturar a un hombre. - Afirmé.
- ¡No, por dios! Me ha excitado verte enfadado...
Me reí.
- ¿Por eso siempre intentas sacarme de mis casillas?
Amélie me guiñó un ojo.
- Anda, vamos a ver a Donna.
- No quiero... - Confesé.
- ¿Crees que yo sí? - Preguntó mirándome con una mueca. - Pero es necesario, mi vida.
Arranqué y conduje hasta la mafia, donde se encontraba Donna siendo cuidada por nuestros médicos. Caminamos por todo el establecimiento y al preguntar por la mujer, nos dijeron que había despertado esta mañana, pero que estaba demasiado débil. Aún así subimos a verla.
- Hola, Donna. - Saludé. - ¿Te acuerdas de mí?
La rubia se encontraba en un estado deplorable. Además de tener el pelo despeinado y varias heridas por sus brazos y cara, estaba pálida y su mirada perdida. Sin embargo, cuando me miró asintió.
- Claro. - Respondió con voz débil. - Y de tu mujer.
- ¿Qué tal estás?
Ella no respondió. Ambos nos sentamos en las sillas al lado de su camilla.
- Verás, queríamos hablar de...
- Sé qué es lo que queréis. - Nos interrumpió. - Pero no sé si debería decíroslo.
- ¿Por qué no lo sabes?
- Me ha dicho que no os diga nada. Pero ella sí quiere...
Se llevó ambas manos a su cara, como si intentara ocultarse de nosotros.
- Donna. - La llamó mi mujer. - Tu novio nos está haciendo la vida imposible. Necesitamos respuestas.
- ¿Qué quieres saber?
- ¿Por qué provocaste ese accidente?
Para Donna, parecía que lo más importante en la habitación eran sus manos. Las miraba como si fueran ellas las que le hablaban.
- Él me obligó.
- ¿Daniel Bass?
Negó con la cabeza.
- Nikolai.
La francesa jadeó y asintió, yo tomé su mano y ella me la apretó.
- ¿Qué te dijo Nikolai para que hicieras eso?
- Que se quedaría conmigo aunque mi hijo no fuera suyo. Y que me amaba.
- ¿Por qué quería que lo hicieras?
- Porque quería que muriérais.
- ¿Por qué?
- Dijo que estabas embarazada de un hijo suyo.
- No estoy embarazada, y mucho menos de un hijo suyo.
- Él cree que vuestro matrimonio es una farsa. - Volvió su vista hacia la ventana. - Mucha gente lo cree.
Mi esposa y yo nos miramos extrañados.
- ¿Por qué creerían eso?
Donna se encogió de hombros.
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L'affare
Romance- Entonces, vita mia, ¿tenemos un trato? • • • En la mafia no siempre es posible escoger, y cuando es posible, todas las opciones parecen ser igual de malas. Alessandro y Amélie nunca pensaron en casarse, pero ahora que les conviene, tienen un trat...