Amélie
- ¿Qué cojones está pasando aquí? - Pregunté al entrar en su despacho.
Dos semanas después, trabajando duro todos y cada uno de los días, aquí estaba.
Regañando a mi marido por tomar decisiones sin consultarme. Aunque esta vez, fue la peor de todas.
- Amélie, te juro que...
- Explícame qué está pasando ahora mismo.
Mi marido suspiró, sabiendo que la había cagado bien.
- Es justo lo que piensas, lo siento.
- No puedes hacerlo sin mi consentimiento.
- Le he dado el mío. - Me respondió mi madre.
La miré como si tuviera monos en la cara.
- ¿¡Te has vuelto loca!? - Chillé. - ¿Sabes lo peligroso que es?
- No podemos esperar más, he intentado retrasarlo por ti. - Confesó Alessandro. - Pero esta mañana ha llegado uno de los nuestros con dos disparos en ambas rodillas.
- Joder... - Paseé por la habitación sintiéndome cada vez más estresada. - Deberíais habérmelo dicho. Al menos me hubiera gustado saberlo por vosotros. Voy a cambiarme.
- ¿Qué?
- Ya que vosotros os habéis tomado la justicia por vuestra mano, yo haré lo mismo.
- Se supone que no puedes estar presencialmente en la lucha. - Me dijo mi madre. - Eres un cargo demasiado alto.
- Me importa una mierda.
Salí del despacho furiosa con todos ellos y me dirigí al mío, donde tenía un traje negro de espía normal y corriente. En mi camino hasta aquí, pude ver a todos con el mismo traje y armándose.
Al terminar de ponerme el traje, busqué las armas en mi armario personal, para situaciones complicadas como ésta y comencé a cargarlas.
- ¿En serio vas a ir? - Preguntó Alessandro entrando.
- ¿Tú qué crees?
Nos quedamos en silencio durante unos segundos.
- Si no te he dicho nada es porque yo también acabo de enterarme.
- Lo sabías desde hace más de una semana.
- No tuve ocasión de decírtelo.
- Porque me evitabas para no tener que hacerlo y así tener esa mierda de excusa. - Lo miré. - Te dije muchas veces que estábamos trabajando juntos, que tu deber era consultarme. Y en lugar de eso, ¿convenciste a mi madre? - Reí sin gracia. - Eso es rastrero hasta para ti.
- ¿Qué quieres decir?
- Nada. Y deja de tratarme como si tuviera diez años, porque si lo que querías era no ponerme en peligro, lo haré el doble.
- Escúchame. No he convencido a tu madre para nada, ella me dio la idea. Me dijo que no podíamos seguir esperando y me informó de lo de los disparos.
- Muy bien. Me da igual. - Contesté caminando hacia afuera.
- Amélie, por favor no vayas...
- Alessandro. - Me giré hacia él. - Así dejarás de pensar que soy débil.
- No pienso que lo seas, pero no quiero que te expongas, eso es todo.
- Estoy harta de esa excusa, no haces más que poner excusas.
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L'affare
Romantizm- Entonces, vita mia, ¿tenemos un trato? • • • En la mafia no siempre es posible escoger, y cuando es posible, todas las opciones parecen ser igual de malas. Alessandro y Amélie nunca pensaron en casarse, pero ahora que les conviene, tienen un trat...