Capítulo 23: La cena

4.3K 342 14
                                    

Alessandro

Amélie salió corriendo sin siquiera dejarme besarla. Suspiré, ya había comenzado la pelea y ella había venido a trabajar.

Mientras esperaba a Hugo, miraba a Amélie sentada al lado del hombre que supuse que sería Michael. Veían la pelea en silencio, hasta que el tal Michael se acercó mucho a ella para susurrarle algo. Mi mujer pareció confundida durante unos segundos, pero luego sonrió. Continuaron hablando y la pelirroja se reía. Poco después, Michael la imitó y reían como si estuvieran viendo una comedia.

No te pongas celoso. No te pongas celoso. No te pongas celoso.

Estoy celoso.

Decidí que esperaría a Hugo en el coche, ya que si seguía viendo esa imagen me pondría enfermo y no quería volver a tener una pelea con Amélie como la que tuvimos por Emmanuel. Y menos aún por unos celos completamente estúpidos.

En ese momento llegó mi amigo. Hugo no solía venir a pelear, pero había aprovechado para hacerlo hoy porque yo le había hablado sobre esta "misión".

- ¿Por qué no vamos a celebrar que he ganado y nos emborrachamos? - Preguntó moviendo sus cejas de arriba abajo.

Lo pensé unos segundos, había quedado en hacer la cena para Amélie. Aunque no sabía si ahora iría a cenar con Michael.

No. Céntrate. Es tu mujer.

- No puedo, voy a cenar con Amélie.

- Está bien... - Dijo rodando los ojos. - Pero el fin de semana que viene no te escapas.

- Iremos a donde tú quieras. - Accedí. - Pero no me voy a emborrachar.

- ¡Venga, no seas aburrido!

- Lo tomas o lo dejas.

- Nos vemos el sábado. - Dijo cuando aparqué mi coche delante de su casa y salió.

Esta vez conduje hasta la mía. Había dejado casi todo preparado por si no tenía mucho tiempo.

Al llegar, preparé todo lo que me faltaba por preparar e incluso tuve tiempo de servir la cena. Coloqué dos copas sobre la mesa y llené ambas con vino.

Justo al terminar, escuché cómo se abría la puerta principal, así que me dirigí al Hall con una de las copas en mi mano donde vi a mi mujer deshaciéndose de la coleta que llevaba puesta, dejando su pelo suelto.

- Hola, cariño. - Saludó.

- Mi amor. - Me acerqué a ella y la besé. Le di la copa de vino y sonrió.

- Gracias.

Ella comenzó a caminar hacia el comedor, al llegar parecía decepcionada.

- Lo he llevado todo afuera. - Expliqué.

- ¿A dónde?

- Ven. - La cogí de la mano e hice que me siguiera.

Caminamos hasta uno de los patios de la casa. Había puesto algunas velas y justo en el centro, la mesa y dos sillas. El ambiente era muy romántico, ya que además de la cena, también podíamos ver el mar muy cerca de nosotros.

- Oh, Alessandro... Esto es precioso...

- Tú eres preciosa. - Sonreí.

Nos sentamos frente a frente en las sillas y comenzamos a comer. Mientras lo hacíamos, mi esposa y yo hablábamos sobre cualquier tema que no tuviera que ver con el trabajo y reíamos juntos. En ese momento pensé que quizás, nuestra relación debería haber comenzado así, en lugar de tener peleas constantes y de discutir todos los días.

L'affareWhere stories live. Discover now