Capítulo 28: Entre la vida y la muerte

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Alessandro

- Lo siento por hacerles esperar tanto. - Comenzó el médico. - Su corazón se paró durante unos momentos, pero por ahora está estable, aunque inconsciente. Hemos logrado parar la hemorragia así que debería despertarse en unas horas, pero puede que lo haga con algo de fiebre.

Nos miramos entre todos aliviados.

- ¿Podemos pasar a verla?

- Claro, pero no hagan ruido. Necesita descansar.

Salimos prácticamente corriendo hacia su habitación, pero el doctor no me dejó seguirlos.

- Señor D'Angelo, ¿puedo hablar con usted?

- ¿No puede ser en otro momento?

- Me temo que no, es sumamente urgente. Tranquilo, su mujer está en buenas manos y le aseguro que no se moverá de allí.

- ¿Qué ocurre, doctor?

- No quería decir nada delante de su familia, porque no sabía si ellos conocían esta información. En realidad ha ocurrido algo grave.

- Vaya al grano, ¿qué le pasa a mi mujer?

- Ha perdido al bebé.

- ¿El bebé? - Pregunté confundido.

- Oh, usted tampoco lo sabía. - Confirmó impresionado. - Estaba embarazada de aproximadamente un mes, pero no hemos podido hacer nada para salvarlo. Lo lamento.

- N-no se preocupe... - Respondí en shock.

Si Amélie estaba embarazada, ¿por qué no me lo había contado? Claro, porque la he evitado durante dos semanas. ¿Cómo iba a decírmelo? ¿Cómo la había dejado sola en un momento así? Se supone que yo era el padre del bicho... del niño. O de la niña. O lo que fuera.

Joder, soy una mierda de hombre.

Me llevé las manos a la cabeza cuando el doctor me dejó sólo. No sabía cómo le afectaría ésto a Amélie, es decir, sabía que ella no quería tener hijos y mucho menos aún que ni siquiera había cumplido los veinte años, pero a lo mejor había cambiado de opinión y por mi culpa lo había perdido. Si yo hubiera hablado con ella sobre lo de presentarnos en la mafia, no habría tenido que ir y no se habría expuesto de esa manera.

Subí hasta su habitación sintiéndome más culpable que nunca y decidí no contarle nada a los demás, porque quizás ella no quería que lo supieran. Al entrar, vi a todos sentados al rededor de su camilla. Yo me puse a su lado y agarré su mano.

A pesar de estar conectada a las máquinas y tener algunas heridas en su rostro, yo la veía más guapa que nunca. Y una vez más, me di cuenta de lo muy enamorado que estaba de ella y de lo muchísimo que la amaba.

Besé su frente y entrelacé nuestros dedos.

- Podéis iros a casa a descansar. Ha sido un día demasiado duro. - Hablé. - Yo me quedaré con Amélie.

- ¿Estás seguro, cariño? - Preguntó Emma.

- Sí, no te preocupes. Dormid un poco, yo os avisaré cuando despierte.

- Vendremos mañana según nos despertemos. - Avisó Cédric. - Gracias, Alessandro.

Cédric me abrazó y Emma besó mi frente. Mis padres me abrazaron y también se fueron, sólo quedamos Lily, Amélie y yo.

- Tú también deberías descansar. - Aconsejé.

- Quiero hablar contigo antes.

- Sabías lo del embarazo, ¿no es así?

L'affareWhere stories live. Discover now