VEINTICUATRO

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Vamos, tu puedes, portate seria

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Vamos, tu puedes, portate seria.

Suelto una carcajada cuando Stephen se inclina hacia adelante, apoya sus manos en sus rodillas y comienza a mover el trasero hacia mi. No puedo creer que tenga la valentía de hacer eso y yo tampoco creo que tenga ganas de imitarlo.

Hago lo mismo que él y ambos movemos el trasero. Digamos que el vestido que llevo puesto no es muy favorecedor pues se me sube y estoy a dos movimientos de mostrarle mi trasero a todo el instituto.

Ya lo haz hecho antes, incluso mucho más que el trasero.

Stephen me toma de la mano y me hace girar. La canción se vuelve una de mis favoritas en ese instante, tanto como el ritmo y como la letra me encantan y estar ebria lo hace todo más divertido, creo. Me río como estúpida cada que Stephen hace un movimiento o lo hago yo.

No, no te ríes por estar ebria, te ríes porque eres idiota.

Miro por encima del hombro de Stephen a Axel, trago saliva porque me esta mirando con cada de: perra desgraciada. Una pequeña parte de mi quiere darle celos con Stephen pero es estúpido que lo haga. Es estúpido e inmaduro de mi parte, y más teniendo en cuenta de que no somos nada y de que el esta comprometido.

Continuó bailando, cambió de lugar con Stephen y le doy la espalda a Axel. Juro que siento su mirada asesina abriendome hoyitos en la nuca.

Estos celos me hacen daño, me enloquecen.

Todo se siente extremadamente raro cuando Stephen se acerca a mi y la canción cambia. El ambiente devuelve muy tipo película romántica de adolescentes que no pueden estar juntos por sus distintas clases sociales.

Te estás yendo por las ramas.

Alguien tira de mi muñeca, tan fuerte que chilló. Mi cuerpo golpea otro y así sucesivamente hasta que salgo de entre la gente, el cabello me cubre el rostro y daría cualquier cosa por una goma para controlarlo. Axel se detiene junto a las escaleras y juro que soy capaz de escuchar su respiración agitada por encima d ella música.

— ¿Que diablos te sucede? – Chilló tratando de soltarme de su agarre.

¿Por qué todo con él siempre se trata a la fuerza?

— ¿Ibas a besarlo? – Alza una ceja y noto una vena en su cuello saltar.

Uh, frena el coche, para mi que alguien esta celoso.

— ¿Que? – Frunzo el ceño.

Tira de mi con más fuerza, su mano alrededor de mi brazo duele y si no me libero ahora estoy segura de que dejara marca. Hago una mueca con la esperanza de que se de cuenta de que me hace daño pero no funciona.

— ¿Ibas a besar a Stephen, Ainoah? – Gruñe cerca de mi rostro.

— ¿Y a ti que más te da? – Me inclino hacia atrás, colocando tanta distancia como puedo entre nosotros.

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