Ainoah Sellers, mejor conocida como el bicho raro del instituto. Usa ropa ancha, una talla o dos más grande que ella, es tímida y su círculo de amigos lo puede contar con los dedos... Y aun así le sobran dedos. Tiene una voz diminuta que le habla de...
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— «¿Nos dirás quien eres? ¿O vas a ocultar tu identidad por siempre?». – Leí en voz alta.
Me aparte el cabello del hombro, apoye mi mano entre mis muslos y le sonrei a la pantalla.
— ¿No te gusta el misterio, Ethan16? – Ladeo la cabeza – Personalmente me gusta el misterio, y creo que a los demás no les molesta saber mi identidad.
La notificación de un nuevo comentario retumba en la habitación y miro la pantalla con atención. El costado de la pantalla se llena de comentarios, tanto positivos como negativos.
Y hay uno que otro que es atrevido y me hace sonreír.
«De seguro eres una de esas chicas del instituto que no habla y se oculta de todos».
— Quizás si, quizás no, ¿a alguien le importa conocer mi identidad? – Leo los comentarios – Creo que ya leíste, Ethan16.
Las luces de colores cambian, ahora mi habitación está iluminada de un color rojo, color que me favorece ante la cámara. Coloco mis manos sobre mis muslos y continuó leyendo todo lo que dicen, contestó algunas cosas y me río de las demás.
Hoy es jueves por la noche, y como siempre, estoy en la habitación de Tasha Korovin grabando en vivo en Dax para los usuarios de la app. La alfombra peluda que se encuentra debajo de mi se siente bien en mi piel.
Ladeo la cabeza y continuó leyendo.
— «Te reto a quitarte la blusa», ¿de verdad, Hawaiano? – Me rio, todos comienzan a apoyarlo – Muy bien, ustedes lo piden.
Me deslizó hacia atrás, hasta que mi cuerpo se ve por completo en la pantalla, estoy sentada en posición de indio. Tomo el pequeño control junto a mi pierna y le coloco play a la canción que tenía para el Vivo de hoy.
Muevo los hombros al ritmo de la música y sonrio cuando parece que mi pantalla va a reventar, o que los comentarios saldrán por el costado de esta misma, como en las caricaturas. Desabrocho uno de los botones de mi camisa, decido deslizar la punta de mis dedos por la abertura que he creado, los dedos me rozan la piel y siento la tela de la camisa en ellos.
Me deshago de otro botón, y luego se otro. Me muevo coqueta mientras deslizó la prenda por mis hombros, solo llevo el sujetador de encaje negro, lograba verse a través de la camisa blanca que ahora me estoy quitando.
Una vez terminó, la dejó en el suelo y con mis dedos acarició la piel expuesta de mis pechos.
— ¿Les gusta? – Murmuró mirando fijamente la cámara.
No tengo que leer los comentarios para saber que es así, no soy presumida, y mi ego no está en las alturas, pero a todos en Dax les gustan mis pechos.
«Muestra un poco más».
Logró leer, es el mismo chico, el mismo usuario que me a retado a quitarme la camisa.
