Ainoah Sellers, mejor conocida como el bicho raro del instituto. Usa ropa ancha, una talla o dos más grande que ella, es tímida y su círculo de amigos lo puede contar con los dedos... Y aun así le sobran dedos. Tiene una voz diminuta que le habla de...
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No se que demonios pensar, que decir o hacer más que mirarlo besarla como si fueran una pareja de hace años que están felizmente enamorados. Una parte de mi quiere creer que es mentira, un producto de mi imaginación por el alcohol o que tantas luces me confundieron. Se aleja de ella y la sonrisa que le dedica me revuelve el estómago. ¿Cómo demonios puede ser esto posible? ¿Por qué está con la madre de Morgan?
No me nota, solo tiene ojos para ella y se adentra en el establecimiento tomándola por la cintura. Mi mirada recorre cada uno de sus movimientos hasta que los pierdo de vista.
— Tierra llamando a Ainoah.
La voz de mi abuela al otro lado de la línea me hace volver a la realidad y en un parpadeo ya estoy apartando la mirada del restaurante. La calle está vacía a excepción de algunos autos y chicos fuera del rave fumando cigarrillos. No veo como alguien se atrevería a volver a casa vestido así.
— ¿Cariño, estas ahí? – Vuelve a hablar.
— Si, lo siento – Murmuró.
Lo primero que se me cruza por la cabeza al hablar con ella es preguntarle si realmente sabe algo sobre lo que mi padre está haciendo pero me contengo. Desearía no haber visto nada, si ellos no se hubieran besado juraría que sólo estaban reuniéndose para algún tipo de negocio o algo parecido. Demonios, ¿a quien engaño? Es lógico que, si se hubieran besado o no, no se reunirían para un negocio.
Si la madre de Morgan y papá tienen algo o se llegan a casar eso te hace hermanastra de Axel y Morgan.
Me dan arcadas de solo pensarlo. Entre Axel y yo han pasado demasiadas cosas y no creo que sea bueno o comodo pasar a hacer hermanastros.
— Ainoah, es de mala educación dejar a la gente hablando sola – Me regaña.
— Lo siento, abuela, lo siento – Repito dándole la espalda al restaurante.
— Si no quieres hablar ahora esta bien, puedo llamar mañana – Murmura.
La música se escucha hasta acá afuera, ya entiendo porque la mayoría de las personas salen con dolor de cabeza, aunque el alcohol también que ver.
— No, esta bien – Apartó el pensamiento de mi padre – ¿Cómo estás? ¿Que tal el tour por el mundo?
— Excelente, deberías de venir conmigo a mi próximo viaje – Suena animada y escucharla me hace sentir mejor – Llamó para darte una noticia increíble.
Me muerdo el labio porque me cuesta demasiado no pensar que a metros de mi esta mi padre con la madre de Morgan. ¿Acaso ella sabe de esto?
— ¿Una noticia increíble?
— Si, pero no noto tu entusiasmo así que no te diré.
Y está es mi abuela, Louisa Sellers, una mujer con un gran sentido de la moda, aventurera y divertida.
