DIECIOCHO

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La piel se me pone de gallina cuando piso el instituto. Normalmente siempre hay grupos, la mayoría es parte de un círculo social en especifico pero parece que hoy todos decidieron unirse con todos. Hay un grupo grande de chicos en la entrada, mirando a las chicas y susurrando cosas entre ellos.

Se de que hablan, se que es lo que buscan. Axel no puede ser peor porque no puede o quizás aún no he visto la peor parte de él. No lo conozco en lo más mínimo, lo nuestro, se limita a encuentros sexuales y discusiones.

Noah pasa junto a mi como un rayo y camina de espaldas, me mira con una sonrisa y comienzo a estresarme por la forma en como va caminando, podría chocar a alguien. Edwin lo imita y ambos se miran.

— Estoy más que seguro que ya todos sabríamos quien es Tasha, es llamativa.

Morgan aparece y me quiero volver pequeña y ocultarme en mi mochila.

— No lo creo, para mi es una chica reservada que en casa es alguien diferente. Ya saben, el típico del que los más callados son los peores – Dice Morgan tratando de abrir un paquete de papas.

El corazón me da un vuelco en el pecho. Comienzo a sudar y en mi mente busco cualquier excusa para irme al baño y refugiarme en mi misma.

— Seguro que si, entonces es mucho más difícil descubrir quién es – Edwin se gira y comienza a caminar como una persona normal.

Tierra tragame en este momento.

— Te apuesto que es Ainoah – Suelta Noah y palidezco.

Me detengo en seco y eso provoca que la persona que camina detrás de mi se golpee con mi espalda. No reaccionó al golpe, solo me quedo quieta sintiendo que se me baja la tensión, me mareo por un momento y juro por dios que pienso que estoy por desmayarme. Noah se detiene y Morgan y Edwin no tardan en imitarlo.

Los tres me miran confundidos, Noah entre preocupado y confundido se acerca hasta mi y me toca el hombro.

— Eh, ¿estas bien? – Susurra.

¿Estoy bien? Justo ahora siento que voy derechito a visitar a San Pedro del otro lado. Comienzo a sudar, la ropa se me pega al cuerpo y siento las gotas de sudor bajar por mi piel.

Disimula, imbecil.

Sonrío de medio lado y asiento con la cabeza. Quiero hablar pero mi boca no reacciona, no se mueve, se a quedado pegada.

Frunce el ceño y las alarmas se encienden en mi cabeza, si Noah comienza a sospechar de mi todo se ira al carajo. No puede saber que Tasha soy yo, nadie puede.

Te odio, Axel Haider.

Si, claro.

— Parece que haz visto un fantasma – Me dice Edwin.

Y entonces Jenell aparece, empuja a Noah lejos de mi y se coloca a mi lado buscando algo en su mochila.

— ¿Podrian dejar de hablar de Tasha? Comienza a ser molesto, parecen idiotas.

Noah parpadea pero ni Morgan, ni Edwin, ni yo nos sorprendemos. Jenell es parte del grupo pero a aveces parece que no, parece que nos odia. Sin embargo, he de admitir que a logrado que Noah se calle y que deje de molestarme.

— ¿Por qué te molesta? ¿Acaso eres tu? – Alza una ceja.

Todas las miradas se van a Jenell que parece muy tranquila al cerrar su mochila y volver a colgarla sobre su hombro

— Si lo soy o no, no es tu asunto, te recuerdo que tienes novia.

Noah se gira hacia Morgan y esta misma aparta la mirada. No se por que de repente todo se me hizo muy raro pero lo único que quería era irme. Jenell me tomó de la mano y la acción no pasó desapercibida por los demás.

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