DIECISIETE

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Me da directo en las narices lo que esta pasando, las lagrimas pican tras mis ojos y aprieto las manos con el celular en ellas

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Me da directo en las narices lo que esta pasando, las lagrimas pican tras mis ojos y aprieto las manos con el celular en ellas. Inhalo, exhalo, lo repito una y otra vez y miles de veces me trago el miedo que hay en mi garganta.

— No es verdad – Susurro, tan bajito que a penas y me escucho.

Sentí las palabras escapar de algún sitio en mi pecho, reventando la burbuja en la que me encontraba. Aquella alegría, las risas y todo lo demás antes de esto se vio opacado por un simple mensaje que arruinaba por completo mi estabilidad emocional.

Stephen alza la mira hasta mi y eso solo empeora aun más la situación, me di cuenta por el brillo en su mirada que era otro de los que estaba interesado en Tasha. ¿En mi? ¿Quien demonios estaría interesado en un bicho raro? Entonces mi autoestima, todo lo que creía de mi misma se me cayó a los pies y se vio pisoteado por una camarera que pasó junto a la mesa. Era otro de los que estaba interesado en Tasha, en la guapa y divertida chica que reía frente a una cámara gracias a los comentarios de sus seguidores, la chica guapa que se vestía sexy, que era encantadora y parecía una diosa sentada sobre aquella alfombra rosa.

¿Por qué me extraña? ¿Por qué demonios me preocupa lo que Stephen crea? Si, si se porque demonios me importa. Ahora todos saben donde estudia Tasha, ahora será un caos mientras buscan de quien se trata ¿y si me comparan? ¿Y si descubren mi secreto? Todo se irá a la mierda, por el caño, esto me supera a mi misma.

— No me lo puedo creer – Stephen habla y yo palidezco.

Entró en panico, todo en mi interior se vuelve un caos y pequeñas mini yo comienzan a correr por todas partes, ridículo. Aprieto los dientes, duele, por un momento pienso que lo sabe todo, que a atado cabos y sabe que soy yo Tasha Korovin.

— ¿Sabes lo que significa? – Chilla – Quizá estudie con ella y ni lo sé.

Bajo el celular, lo oculto bajo la mesa y a duras penas busco el número de Edwin, de Noah, de quien sea, me daba igual en ese momento solo quería salir de ese lugar, ocultarme bajo tierra o donde fuera.

Envio un emoji, el mismo que todos usamos cuando necesitamos ayuda y espero a que alguno me responda, que me ayude.

— ¿Estas bien? Estas muy pálida.

Dejó escapar el aire que estaba conteniendo por la boca, tan despacio que me sorprende, miró a Stephen y reafirmó lo que estoy pensando de él, que es igual que todos. Frunce el ceño, me mira, lo miro, el silencio reina en la mesa y la atmósfera feliz se apaga.

El celular suena en mi mano, reaccionó de inmediato y me lo llevó a la oreja tan pronto lo escucho sonar sin importarme de quien se trata.

— ¿Hola?

— ¡Oh, ayuda! ¡Me acaban de asalatar!

Reconozco la voz de Jenell y me toma por sorpresa. No puedo creer que haya marcado su número ni mucho menos que me esté ayudando. Su voz es perezosa, se nota que esta fingiendo pero hace un mínimo esfuerzo para que se escuche creíble.

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