Me rio de Noah y su expresión de pánico al ver la abeja volar a su alrededor. Mueve sus brazos para alejarla y yo me río más fuerte a la espera de que la abeja lo pique. Cuelgo la cámara en mi cuello y me siento en el césped a mirarlo. Se levanta moviéndose como pez fuera del agua, parece que la abeja a decidido cobrar venganza por las ganas de Noah de atacarla.
Ojala lo pique.
Siento algo de compasión por la pobre abeja, ella tan linda volando por ahí recolectando polen y llega un tonto y comienza a tratar de golpearla. Yo también lo haría si fuera es abeja, lo pícara tantas veces como pudiera hasta que muriera, aunque a decir verdad la idea de morir no me gusta para nada.
Retrocede, sus brazos moviéndose en el aire y de su boca saliendo maldiciones hacia la abeja. Llega a un punto en el que se cae y yo me río a carcajadas, de una manera tan escandalosa que las personas que van por el parque me miran. Me doy cuenta de que la abeja lo a picado porque cuando se sienta tiene el rostro rojo como un tomate.
Mis peticiones han sido escuchadas, gracias señor Jesús.
Dejó de reírme y voy hacia el, ni siquiera me molesto en levantarme, gateo hacia el y vuelvo a sentarme tomando su mano. Trata de apartar y yo lo fulmino con la mira dándole a su vez también una advertencia de que si se mueve mucho lo lastimare, y será intencional.
— Maldita abeja – Gruñe.
Descubro qué tiene el aguijón en la palma de su mano, ya a comenzado a hincharse alrededor de la picadura, está rojo y me hace gracia, él se lo busco solo.
— Eres tu quien la atacó, ella se estaba defendiendo.
— Ella fue la que vino hacia mí – Farfulla.
Trató lo más que puedo de sacarle el aguijón con mis uñas pero no puedo hacerlo, necesito una pinza pequeña o algo.
— Claro, es que eres tan dulce que eres imán de abejas – Bromeó.
— Yo soy un terrón de azúcar, Sellers – Sonríe.
Se ve muy tierno, con la cara roja como un tomate y una sonrisa tonta en su boca.
De acuerdo, deja de hablar tonterías y concentrate en la herida de Noah.
— No puedo sacar el aguijón – Suelto su mano.
Noah chasquea la lengua y se lleva la mano a la boca, veo como succiona la herida, como sus cejas pobladas se fruncen y emite un quejido. Yo no lo haría siendo él. Aprovecho la situación, me inclino hacia atrás, tomó la cámara y el sonido de la cámara al tomar la foto hace que Noah me mire.
— Es un momento importante, tu primera picadura de abeja. – Aplano los labios para no reírme más.
— Borrarla, Sellers – Me señala con su dedo índice y yo meneo la cabeza.
ŞİMDİ OKUDUĞUN
Virtual (+18) ©
Genç KurguAinoah Sellers, mejor conocida como el bicho raro del instituto. Usa ropa ancha, una talla o dos más grande que ella, es tímida y su círculo de amigos lo puede contar con los dedos... Y aun así le sobran dedos. Tiene una voz diminuta que le habla de...