capitulo 23

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De todas las cosas que Camila había hecho en su vida, esta era definitivamente una de las más correctas, juzgada por ella. Su dedo volvió a presionar el timbre y al segundo siguiente Clara abrió la puerta.

-- ¡Hola! - Clara le dio la bienvenida con una gran sonrisa. - Por favor entren. - le dijo a Camila y a sus amigos. Todos habían sido invitados a pasar la Navidad, después de todo, cuanta más gente mejor para Clara. Esta sería la primera Navidad que pasaría en su casa desde que tuvieron un accidente hace años. La primera Navidad que pasaría fuera del hospital.

- Me gustaría agradecerle por invitar a mis amigos. - dijo Camila entrando a la casa. Camila le presentó a Normani a Clara y todos se quitaron los abrigos, echando un buen vistazo a la casa. Los ojos de Camila se fijaron en Lauren, pero apartó la mirada rápidamente. Primero tenía algo que hacer. - ¿Podemos hablar un minuto a solas, Clara?

"Claro ..." dijo Clara, arqueando una ceja. - Me acompañas a la cocina. -- Pidió. - Ustedes  siéntanse libres. Estamos de vuelta.

Camila acompañó a Clara a la cocina, oliendo el delicioso aroma de algunas cosas que ya estaban preparando. La criada estaba cocinando, pero a Camila no le importaba su presencia, al fin y al cabo la mujer se puso auriculares y bailó como loca mientras cortaba unas patatas.

-- ¿Que pasa? - preguntó Clara y Camila suspiró, viendo a la mujer mayor inclinarse sobre el mostrador.

- Se trata de Lauren. - Dijo, viendo a Clara parpadear todavía, esperando algo más.

-- ¿Qué tiene ella? - Preguntó naturalmente.

- Hm, ayer ella ... quiero decir, vino de antes, del tema de las flores. - Clara frunció el ceño, conteniendo la risa ante el aparente nerviosismo de Camila. - El masaje también fue una señal, pero tal vez ni siquiera sepa lo que está pasando.

-- No comprendo. - dijo Clara, sacudiendo la cabeza, haciendo reír a Camila al momento siguiente.

-- Perdon. No dije nada coherente, es solo que estoy muy nerviosa. - Dijo, secándose el sudor de las manos en sus jeans.

-- Todo bien querida. No te preocupes. - dijo Clara suavemente.

- Realmente no sé cómo sucedió, pero me gusta su hija más intensamente de lo que creo que debería. Pido disculpas por eso, realmente no sé cómo controlarlo y no quiero que pienses que me estoy aprovechando de eso, porque no lo Estoy.

- ¿Te gusta románticamente, quieres decir? - preguntó Clara y Camila asintió un poco vacilante.

- Ayer ella me dio un beso. - Confesó con miedo. - No fue un beso, fue un simple roce de labios, pero definitivamente no quería ocultárselo. Si cree que debería apartarme, lo entenderé, aunque realmente quiero estar cerca.

- Ya sabía sobre el beso. - dijo Clara, viendo a Camila luciendo sorprendida. - Y no quiero que te alejes de Lauren, Camila. ¿De dónde has sacado eso?

-- No sé. Solo entiendo que tiene cosas que afrontar: fisioterapia, clases, readaptación con todo.

- Y  tu hiciste todo más fácil para ella. - dijo Clara. - Mira, niña, si tienes paciencia y no le vas a hacer daño a mi niña, estoy más que de acuerdo con eso. - le confesó. - Hablé con Lauren ayer, está confundida y cree que estás enojada con ella. - Compartio. - Esto no será fácil, ella sigue siendo, la mayor parte del tiempo, la ingenua Lauren.

-- Yo lo se. - dijo Camila, un poco más aliviada. - No pretendo acelerar las cosas. Ni siquiera sé cómo actuar, para ser honesta. - Confesó avergonzada.

- ¿Qué tal actuar como siempre, eh? - propuso Clara. - Eso suena muy bien para todos.

Después de la conversación con Clara, ambas regresaron a la habitación. Todos estaban sentados en el sofá devorando unas gominolas que Lauren les había ofrecido. Los ojos de Camila se enfocaron en Lauren, llevaba un vestido rosa con bordes de encaje negro.

"Hola", dijo Camila dulcemente mientras se acercaba a Lauren. La morena estaba al lado del árbol de Navidad con Leo sobre sus piernas en la silla de ruedas.

- Leo te extrañó, Camz. - dijo Lauren, viendo a Camila sonreír y agacharse frente a ella.

- ¿Solo Leo? Lauren miró las luces intermitentes de los árboles de Navidad con cierta vacilación.

- Mamá también. - Camila no pudo resistirse a reír.

- Yo también los extrañé. - Dijo, aunque solo pasaron veinticuatro horas. - Y aún más de ti. Sus ojos verdosos se encontraron con los marrones y Lauren sintió que el corazón le daba un vuelco en el pecho.

- ¿No estas enojada? - preguntó y Camila negó con la cabeza.

- No lo estoy. - Le confesó. - Creo que te debo una disculpa.

-- ¿Porque?

- Por salir de esa manera ayer y probablemente confundirte. No era mi intención. Lauren parpadeó un par de veces antes de decir algo.

- ¿Te caíste en la nieve? Camila se rió y se mordió el labio inferior.

"Sí", dijo, mirando los ojos de Lauren escaneando su cuerpo en busca de moretones. - No te preocupes, la blusa amortiguó la caída.

- Camz… - llamó Lauren con su dedo índice, haciendo que Camila se inclinara hacia adelante para poder decir algo en su oído. -- ¿Disculpame?

-- ¿Porque? - preguntó Camila confundida.

-- Por lo de ayer. - Confesó acariciando el peluche en su regazo. -- Por todo. No quiero que te vayas porque soy una tonta.

- No eres tonta, Lauren. Yo lo Fui. - dijo Camila.

- Tú no, Camz. - Dijo Lauren con vehemencia. - Prometo no volver a hacerlo. - Los ojos de Camila se sintieron atraídos por la sonora risa de Wilker, quien estaba comiendo un hot dog que una de las sirvientas estaba sirviendo mientras hablaba con Clara y sus amigas.

- Me gustó lo que hiciste, Lauren. Yo solo ... no estaba lista. - informó Camila, al ver que Lauren comenzaba a acariciar su mano, que estaba en su pierna.

- ¿No estabas realmente enojada? ¿Lo Juraz por el dedo meñique?

- Lo juro, princesita, pero dime, ¿por qué hiciste eso? Lauren pareció pensar durante unos milisegundos.

- No lo sé, se sintió bien. - Dijo jugando con los dedos de Camila. - Me gustó, pero te fuiste.

- Prometo no volver a irme así, ¿de acuerdo? - dijo Camila levantándose y dejando un largo beso en la frente de Lauren.

-- Todo esta bien. - Dijo, con el comienzo de una sonrisa en sus labios. - Camz, ¿adivina cuántos dedos tengo aquí? - Dijo cubriendo los ojos de Camila con una mano y extendiendo la otra con tres dedos extendidos.

- Hmm, déjame ver ... cinco. - Camila Dijo y Lauren retiró su mano de frente de los ojos de Camila para que pudiera ver.

- ¡Equivocada! - dijo riendo.

- No cometí error. Tienes cinco dedos, dos hacia abajo y tres extendidos. No lo especificaste. La boca de Lauren se torció y frunció el ceño, luciendo realmente pensativa.

-- Tienes razón. ¡No vale! - Dijo, repitiendo la situación mientras Camila se reía. ¡Ah! Cómo le encantaba estar cerca de Lauren.

En un Parpadeo ~TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora