capitulo 24

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- Mami, ¿puedo pedir algo como regalo de Navidad? Preguntó Lauren, haciendo que su madre la mirara.

- Cariño, no puedo comprar nada más ahora, es casi medianoche. - informó su madre mientras comía.

- No mamá. No es nada que necesites comprar.

- Entonces dilo, querida.

- ¿Puedo mostrarle mi habitación a Camz? James está aquí hoy, puede llevarme. - Camila, quien se limpió la comisura de la boca con la servilleta, miró a Lauren con sorpresa.

- Hice bien en no haber comido nada durante el día. Esto es delicioso. - mencionó Junior, ajeno a la conversación en la mesa.

- Terminaste de comer, ¿eh? Así que sí, querida. Puedes ir. - dijo Clara, llamando a James al momento siguiente. - Camila, asegúrate de bajar antes de la medianoche para abrir los regalos.

-- Puede dejarla conmigo. - Dijo, viendo a James entrar al comedor y empezar a empujar la silla de Lauren hacia la escalera. Camila se puso de pie y vio a Wilker susurrar algo que la hizo sonrojar:

- Aprovecha. - siseó el chico sin que la madre de la Ojiverde pudiera escuchar. Levantó su cuerpo, simulando una embestida sobre alguien, y luego sus dedos temblaron en el aire, como si estuviera masturbando a una mujer.

Camila ignoró la acción estúpida e indecente de su amigo, porque sabía que solo estaba bromeando, y siguió a Lauren y James, pidiendo permiso antes de salir del comedor. El hombre acunó a Lauren en sus brazos y la llevó escaleras arriba, colocándola en la silla de ruedas en el piso superior.

- Gracias, déjame llevarla desde aquí. - dijo Camila gentilmente, haciendo que el hombre asintiera y volviera a su comida.

- Está en la última puerta, Camz. Lauren explicó, señalando el final del pasillo.

-- Si señora. - bromeó Camila, riendo.

- Es señorita, Camz. Yo no soy casada. - dijo Lauren y Camila se rió, llegando al final del pasillo.

Lauren empujó la puerta blanca con la mano y los ojos de Camila quedaron encantados con lo que vieron. Pequeñas hadas de yeso estaban por todas partes. Sobre su cama estaban los que estaban sostenidos por un pequeño hilo de nailon transparente, dando la sensación de que volaban. El tintineo de los metales colgantes que chocaban contra el viento desde la ventana abierta sonó como una melodía para Camila. La sensación de haber entrado en el mundo de Peter Pan, en el mundo de los sueños, era muy real.

- Tu habitación es asombrosa. - Comentó Camila completamente atónita por todo.

- Me gustan mucho las hadas. - confesó, entrelazando sus dedos con los de Camila cuando la más pequeña se detuvo a su lado. - Te pareces a ellas. - El cuello de Camila se giró inmediatamente para encontrarse con Lauren, demasiado sorprendida para escuchar eso.

-- ¿Si? Preguntó, viendo a Lauren asentir y tirar de su brazo. La más pequeño recibió el mensaje y se inclinó, colocando ambas manos, una a cada lado, en el apoyabrazos de la silla de ruedas de Lauren.

"Sí," dijo Lauren, llevando su mano abierta a la cara de Camila y acariciándola. - Tu piel es tan suave como parece ser la de ellas. - Dijo poniendo toda la atención de sus ojos en los rasgos de Camila. - Y eres físicamente delicada y dulce como ellas.

-- Guau. - Camila se sintió completamente halagada.

- Y tu voz es dulce. - Dijo suspirando. - Y tus ojos son cautivadores. Simplemente no tienes alas, pero creo que las cortaste para engañar a todos. - Dijo frunciendo el ceño. - ¿Sabes lo que pienso, Camz?

-- ¿No qué? - preguntó Camila sonriendo.

- Que eres un hada disfrazada. - Dijo acariciando el rostro de Camila, demasiado apegado a la innegable belleza de la chica. - Y que entraste en mi vida y me arrojaste tu polvo mágico de hadas y por eso me desperté.

- ¿De verdad piensas eso? - preguntó Camila sonriendo, sumamente encantada con las palabras de Lauren.

- Sí. Eres mi hada. El hada Camz. - Camila rió amablemente. Lauren la vio de una manera tan pura y hermosa que era imposible no sentirse desbordada de emoción.

- Mi corazón está demasiado débil para recibir tantos elogios de ti. - bromeó Camila riendo.

- Camz, ¿me cuentas una historia de piratas? - preguntó Lauren, haciendo dos "O" con las manos y acercándoselas a los ojos, como si fueran binoculares.

- No creo que conozca una historia así. - dijo Camila. - Ven, te voy a poner en tu cama para que estés más cómoda. Dicho esto, cerró la ventana porque hacía demasiado frío y empujó la silla de ruedas hasta el borde de la cama. Levantó a Lauren en sus brazos, colocándola en la cama. La más grande se arrastró hasta la esquina y frunció el ceño.

- UPS. No debería querer escuchar historias. - Dijo con una expresión llena de culpa.

- Hay uno en el que Camila es pirata, pero solo en una parte de la historia.

-- ¿Porque? Lauren preguntó con curiosidad.
- Porque es una historia de reencarnaciones. Se llama "El amor nunca muere". - Explicó, sentándose en la cama.

- Acuéstate aquí, Camz. Ya dije que me gustas muy cerca. - dijo Lauren y Camila sonrió, obedeciéndola. Simplemente dejó los pies fuera de la cama y se reclinó contra la cabecera, con Lauren apoyada contra su cuerpo.

-- ¿Así está mejor? Camila preguntó y vio a Lauren asentir.

- ¿Dónde aprendiste tantas historias? Preguntó Lauren.

- Nunca tuve tantos amigos, nunca fui muy sociable, así que pasaba todo el tiempo estudiando o leyendo como hobby.

- ¡Oh! - expresó Lauren. - Camz, mami va a pelear conmigo. - dijo Lauren rascándose los ojos.

-- ¿Porque?

- Porque tengo sueño. No puedo soportar la medianoche. - Dijo, bostezando al momento siguiente. Camila como pudo le quitó los zapatos, haciendo lo mismo con ella.

-- Ven aquí. - llamó Camila tan pronto como se acostó en la cama. Lauren no dudó en acurrucarse en los brazos de la chica, después de todo, le encantaba estar allí.

- ¿Te quedarás aquí conmigo? - preguntó Lauren, cerrando los ojos al sentir el cariño de Camila en su cabello.

- En cuanto duermas llamo a tu madre para que venga y te ponga ropa más cómoda. - dijo Camila.

- ¿Duermes conmigo hoy? - preguntó Lauren.

-- No sé si debo. - Dijo Camila de verdad.

- Le pregunte a mamá como regalo de Navidad. - Dijo, obligándose a mantenerse despierta.

- Pensé que ya le habías pedido que viera a tu habitación. - dijo Camila riendo, sin cesar sus caricias.

- Dormí catorce años, Camz. Tengo trece pedidos de Navidad más. - dijo Lauren, haciendo reír a Camila.

- Muy bien pensado. - dijo en voz baja, colocando un beso en la frente de Lauren.

- ¿No vas a bajar a abrir tus regalos? Preguntó Lauren, acurrucándose más cerca del cuerpo caliente de Camila.

- Mi mejor regalo de Navidad es poder pasar un rato contigo. Susurró, sintiendo a Lauren suspirar por élla.

- Buenas noches, Camz. Lauren susurró, completamente drogada por el sueño. - Feliz Navidad a mi hada. - Camila sonrió tontamente.

- Buenas noches, Laur. - dijo de vuelta. - Y Feliz Navidad a mi princesita.

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Gracias a los votos superaron ahora sí mis expectativas

En un Parpadeo ~TraducciónWhere stories live. Discover now