Capítulo 52 "Doble Filo"

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Los días pasaban con normalidad en el internado, para Becca todo parecía ser felicidad, algo muy contrario a lo que le pasaba a Reth que empezaba a sentir celos de la amistad que Astrid y Drac habían forjado, y aunque ella siempre le decía que solo eran amigos, a él no le gustaba para nada su cercanía.

—Conseguí lo que me pediste Astrid, —Dijo Drac entrando por la puerta—, ¿necesitas algo más?

—Muchas gracias profesor, no, solo necesitaba este libro.

—Si necesitas algo más, no dudes en decírmelo.

—Gracias, —Sonrió besando su mejilla y dándole un abrazo—, adiós.

—Es de mala educación espiar Reth, —Molestó Drac—, Astrid ya se fue, ¿necesitas algo?

—¿A qué juegas Drac?

—No entiendo de que hablas.

—Hablo de Astrid, ¿qué es lo que pretendes con ella?

—¿Pretender?, yo no pretendo nada, ¿es que acaso no confías en ella?

—Confió en ella, pero no puedo decir lo mismo de ti.

—¿Crees que te la puedo quitar?, por favor Reth, somos amigos, yo jamás te haría algo así.

—Esa mujer va a volverme loco, —Confesó agotado pasándose las manos por el rostro—, no soportó que otro la mire o que se acerque a ella.

—No puedo creerlo, el gran Reth cayó ante los encantos de una jovencita, como si no hubieras estado con más mujeres antes.

—Ella no es como las demás mujeres, ella es diferente, —Suspiró ilusionado—, ella me recuerda a Alma.

—Pero no lo es, no trates de reemplazar a una persona con otra.

—No miro a Astrid como un reemplazo, ella es la luz que necesitaba para salir de este abismo de oscuridad.

—¿De qué estás hablando?

—Drac, quiero casarme con ella.

—¿Acaso te has vuelto loco?, ¿piensas dejarlo todo por esa chica?

—Si, voy a dejarlo todo, estoy harto de este lugar, de conseguir almas para que calmen la sed de los incubos, estoy harto de corromper jovencitas.

—Nunca las engañamos, ellas saben en lo que se meten, nadie las engaña.

—No importa, ya tomé una desición.

—Esta bien, si es lo que quieres, yo te apoyaré, —Extendió su mano hasta él—.

En el infierno las horas estaban contadas, Lucifer tenía que dejar a Alessandra, sabía que no podía tenerla más a su lado, ella no le pertenecía.

—Ya duérmete mi amor.

—No tengo sueño pequeña, —Besó su desnuda espalda—.

—Has estado muy raro estos días Alessandro, ¿pasa algo?

—No pequeña, todo esta bien, —Mintió—, en dos días Karina volverá con Zigor, debes decirle que preparé todo para la boda, cuando despierte ella no recordará nada más que el día de su boda.

—¿Debo decirle?

—Sí

—¿Saldré de aquí?

—Si.

—¿Y cuando volveré?, —La miró sin responder a su pregunta y besó sus labios como si la vida se le fuera en ello haciéndola entrar en un sueño profundo—, mi amor, —Tomó su rostro al sentir que los ojos le pesaban, ¿cuándo volveré?, —Volvió a preguntar antes de perder el conocimiento—.

—No volverás nunca, —Susurró sobre sus labios y la abrazó con fuerza—, adiós pequeña, —Se despidió con tristeza y la vistió con un hermoso vestido estilo princesa, dejó que sus lágrimas rondarán por las mejillas de la única mujer que había amado y se despidió de ella para siempre—.

Despierta.

Abrió sus ojos sintiéndose aturdida, otra vez estaba en el castillo, se levantó de la cama y corrió escaleras abajo buscando a Alessandro, pero no lo encontró, otra vez la había abandonado.

—Alessandro, —Gritó llena de dolor dejándose  caer de rodillas al suelo—, ¿por qué?, —Se preguntó una y otra vez, pero sus palabras se las llevó el viento y sólo el eco de su voz retumbó en el enorme lugar—.

——————————EN EL INTERNADO—————————

Las clases estaban a punto de terminar, en el salón Ezra  daba la tarea que debían presentar la próxima semana, mientras las chicas sonreían a la dulzura que mostraba él joven, una dulzura que escondía muchos secretos.

—Eso es todo por hoy chicas, ya pueden retirarse, —Informó y pronto las alumnas salieron—, ¿se te olvidó algo? —Dijo Ezra viendo entrar a Shania al salón—.

—Sí, yo..., yo olvidé mi libro, —Lo miró nerviosa y caminó en dirección a su pupitre—, aquí esta, —Intentó salir pero él se cruzó en su camino—, ¿pasa algo profesor?, —Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver lo nerviosa que lograba poner a la joven—.

—No olvide hacer su tarea señorita, —Respondió antes de dejarla salir, estaba seguro que esa chica sería alguien fácil de dominar y se sentiría muy feliz de convertirla en su sumisa—.




RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)Where stories live. Discover now