Capítulo 80 "El Inicio De Todo"

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No había podido evitarlo, por mucho que tratara de hacerse el fuerte el dejar a Astrid lo estaba matando, aunque era más fuerte su orgullo que su amor, sus heridas seguían sin cerrarse y el dolor de su traición era algo que su corazón se negaba a dejar ir, sabía que podía renunciar al trato y quedarse con ella, pero ya no confiaba en Astrid, se había burlado de él y del amor que tantas veces le profesó, había empezado que jamás podría amar a alguien luego de lo que pasó con Alma, hasta que Astrid apareció para demostrarle lo contrario, pero todo fue una mentira y a la final solo terminó más roto.

—¿Tú por aquí?, —Miró un curioso Ezra—, pensé que no regresarías.

—¿Y por qué no he de hacerlo?

—Bueno, estabas con la hija de Drac, así que..

—Tú lo has dicho, —Lo interrumpió—, estaba, ya no, ¿Drac está?

—No, fueron al "Blue Night"

—Si lo ves, no le vayas a decir que estoy aquí, por lo menos no hasta pasado mañana.

—Ocuparás el lugar de Lucifer, ¿verdad?

—¿Cómo lo sabes?

—Lucifer nos ha citado a todos mañana en la noche, él dijo que mañana dejaría a su sucesor, eres tú, ¿verdad?

—Sí, pero Drac no puede enterarse de eso.

—¿Es por su hija?

—Deberías dejar de hacer tantas preguntas Ezra, es mejor que te vayas.

—Está bien, y tranquilo, no diré nada, —Aseguró antes de retirarse del lugar y dejarlo solo, solo como siempre, solo, ese era su destino para siempre, era lo que conllevaba ser el nuevo Lucifer.

Había arrancado a llorar como una niña sin consuelo alguno luego de verlo salir por la puerta, se sentía usada y muy dolida, pero sobre todo se sentía sola, ¿qué iba hacer ahora?, ¿Cómo debía enfrentar todo esto?, se abrazó así misma dejando que un grito desgarre su garganta y pronto un dolor fuerte la invadió, estaba sangrando.

—No por favor, —Dijo entre llantos buscando su celular y llamando a Becca—.

No entendía que estaba pasando, pero el llanto desesperado de Astrid le hizo dar cuenta de que todo iba mal, tomó su teléfono tratando de comunicarse de nuevo con Astrid, pero la imagen desgastada de un joven llamó su atención, lucía una ropa vieja y sucia, y hacía de todo para mantenerse de pie, estaba muy ebrio, limpió con la mano el cristal opaco del taxi para tratar de tener una mejor visión, y entonces lo vio, era Mirt, sintió como si un puño oprimiera su corazón y no pudo evitar dejar que sus ojos se humedecieran con sus lágrimas, unos deseos inmensos por bajarse la invadieron pero los mismos fueron parados cuando el taxi arrancó tras cambiar el semáforo.

—Hemos llegado señorita, —Anunció el taxista sacándola del limbo en el que se había quedado—.

—¿Podría esperarme aquí por favor?

—Claro señorita, —Bajó del taxi con un nudo oprimiendo su garganta, ver a Mirt no la había dejado bien, y menos viéndolo en la forma en la que estaba, abrió la puerta con la copia de la llave que guardaba uno de los maseteros de la entrada y buscó a Astrid—.

—¿Qué pasó?, —Preguntó Becca acercándose a Astrid—.

—Me duele, —Se quejó—, duele mucho.

—Tengo un taxi esperando afuera, debemos ir al hospital, —Subió a Astrid con ayuda del conductor y la llevaron al hospital, se había quedado inconsciente—.

"El tiempo entre nosotros ha sido un enemigo, pero nuestro amor eterno, siempre será más fuerte, Te Amo".

Una sonrisa se dibujo en sus labios al leer la nota que Lucifer le había dejado y la emoción no tardó en invadir su corazón al estrechar el papel contra su pecho.

—Amo ver cundo sonríes, —Escuchó decir a sus espaldas mientras los brazos de su adorado demonio la envolvían—.

—Tú eres el motivo de mi felicidad Alessandro, —Lo encaró hasta quedar frente con frente—, tú y nadie más que tú, —Lo miró llena de amor subiendo sus manos hasta su rostro—, bésame mi dulce príncipe, —Pidió—, solo uno más, ¿sí?

—Tendrás de mi todos los besos que desees mi hermosa dama, hoy la noche es nuestra y el resto de la vida también, mañana tu y yo estaremos juntos para siempre y nunca volveremos a separarnos.

—¿De qué estás hablando Aless?

—Encontré a mi sucesor pequeña, ahora nada impedirá que tú y yo seamos felices, ya no habrá más soledad para ninguno de los dos, —Se abrazó a él deseando no soltarlo jamás y lo llenó de besos desencadenando una noche de pasión que prometía repetirse por el resto de sus vidas, Lucifer al fin había ganado.

RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora