Capítulo 32 "Sensaciones"

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Tenía las sensaciones a flor de piel, el mínimo roce podía llevarla a desencadenar otro orgasmo, los juegos de Reth la estaban llevando al extremo.

-Eso es pequeña, buena chica, -Apretó los muslos al sentir su mano intrusa invadir su intimidad, mientras el pulgar hacia círculos en aquel botó rosa que la llevaba al mismo paraíso con cada roce que él le hacía-.

-No te detengas por favor, -Pidió al sentir que paraba-.

-¿Te gusta pequeña?

-Si, -Subió su mano hasta su rostro y le quitó el antifaz, necesitaba ver esos hermosos ojos que tanto le gustaban y que transmitían todos sus deseos, la reacción de Astrid fue inmediata, esquivó su mirada sintiéndose avergonzada por la situación y sus mejillas no tardaron en tornarse de un color rosa, sobre todo al ver él enorme espejo que había frente a ella, ¿De dónde había salido?-.

-¿Qué pasa pequeña?, ¿te avergüenza la situación?

-.....................

-¿Otra vez entraremos en el juego del silencio?

-Reth...., no puedo, -Cerró los ojos llena de vergüenza-.

-¿Que es lo que no puedes?, ¿que cariño mío?, vamos nena, abre esos ojos para mi, mírame por favor, -Dijo dándole un beso corto-.

-Reth, desatame, no quiero seguir con esto, -Se movió inquieta tratando de zafarse-.

-¿Qué pasa?, ¿he hecho algo mal?

-No, es solo que..

-¿Qué?, -La interrumpió-.

-Lo siento, -Se disculpó entre lágrimas y él no tardó en desatarla-.

-No llores pequeña, -La abrazó-, no quise lastimarte, perdóname.

-No lo has hecho, Reth, -Hundió su rostro en su pecho-, es solo que..., odio verme en el espejo.

-¿Por qué?, eres hermosa

-No lo soy, -Se levantó de la cama y se apresuró a cubrirse-, odio tener estás marcas.

-Eres preciosa, -Se acercó a ella-, Astrid, la belleza va más allá de lo físico, aunque para mi tu eres una princesa, mi princesa, la más bella, pequeña, -La tomó de las manos y la llevó hasta quedar frente al espejo quedándose tras ella para luego quitarle la bata-, mírate eres preciosa, -Acarició sus brazos-.

-Pero mi piel...

—La piel, es solo eso, piel —La interrumpió—, no te define ni califica, eres una chica grandiosa Astrid, pero no podrás ver lo especial que eres hasta que te aceptes tal cual eres.

—Reth, —Se abrazó a él—, lo siento, es solo que todo esto parece tan irreal.

—¿Que es lo que parece irreal?

—Tus palabras, el amor que me profesas, yo..., todo esto parece un sueño.

—No lo es, —La tomó del rostro—, esto es real.

—Es que hay tantas mujeres bonitas en este internado, aún no puedo creer que te hayas fijado en mi.

—No me importa ninguna otra chica que no seas tú y no quiero que vuelvas a decir estas cosas, hablas de mi como si fuera alguien inalcanzable.

—Para mi lo eres.

—No lo soy, pequeña, —Besó su frente—, no sabes lo que produces en mi.

—No Reth, no lo sé, tú jamás me lo has dicho, yo te he dejado siempre en claro lo que siento por ti, yo te amo Reth, dime..., ¿tú me amas?, —La miró sin saber que responder, estaba confundido,  ella lo tenía así y tampoco podía engañarse, Astrid no era cómo las otras chicas con las que había estado y que había compartido con su amigo Drac, tal vez sonaba posesivo, pero la quería solo para él, había sido el primero en poseer su cuerpo en adueñarse de su pureza y por mucho que se lo negara esa joven de mirada dulce le recordaba a su adorada Alma, a la mujer que tanto había amado, no es que estuviera con ella porque que buscara reemplazarla como había pasado con Alessandro, es solo que ella era tan diferente a las demás chicas que habían pasado por el lugar, a ella no le interesaba llamar la atención, siempre lucía seria y tímida, pero lo que más le gustaba de ella, era la forma en que lo trataba, lo amorosa que era, los detalles que tenía con él y como se preocupaba de que siempre estuviera bien—.

No respondió a su pregunta, no se sentía seguro de hacerlo aún, pero tampoco quería crear dudas en ella, se apoderó de sus labios sin darle tiempo a nada, demostrándole con hechos lo que no podía explicar con palabras, la cargó en sus brazos y la llevó hasta la cama llenándola de besos, recorriendo con sus labios las cicatrices que poseía su cuerpo y que el trató de borrar con sutiles caricias que terminaron por hacerla suya.

RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)Where stories live. Discover now