Capítulo 76 "Castigo"

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Un silencio incómodo invadió por unos breves instantes que para ella fueron eternos, lo miró con atención viendo cada paso que daba, controlando sus movimientos y preparándose para lo siguiente. Vio como colocaba la caja sobre la cama y la abría dejando ver su contenido, un antifaz y unas esposas fue lo primero que alcanzó a ver, al igual que una bata de seda negra.

—Sácate la ropa, —Ordenó con un tono sutil—.

—¿Sacarme la ropa?

—Sí.

—¿Es seguro?, ¿no crees que alguien podría entrar?

—Nadie entrara, —Aseguró—, he puesto llave, —Tenía dudas, era la primera vez que entraba en un lugar como ese y no tenía idea de lo que iba a pasar—, no tienes porque dudar tanto, —Se acercó a ella con el antifaz—, no voy a lastimarte, tu y yo estamos aquí para disfrutar la noche, para experimentar, nada malo pasará, —Vendó sus y besó su frente—.

No podía verlo, pero sentía su mirada sobre ella, ¿cómo debía sentirse?, sentía miedo, no hacía él, sino a ella y a lo atrevida que podía llegar a ser, Reth estaba sacando su lado más oscuro, uno que siempre reprimía y que no le gustaba mostrar a los demás, su morbo crecía a cada segundo al igual que su lívido, sintió su manos pasearse por el escote corazón de su vestido, hundió su mano en su larga cabellera por la nuca y le dio un tirón haciendo que su rostro quede con vista al techo y dándole libre acceso a su cuello.

Sintió su húmeda lengua deslizarse por su piel y dejar pequeñas marcas, hizo más fuerte su agarre haciéndola sisear pero no de dolor.

—Lo siento, —Susurró sobre sus labios—, dime si llegó a ser brusco, no quiero lastimarte.

—Estoy bien, no me ha dolido, —Respondió humedeciendo su boca y tratando de besar la suya—.

—No Astrid, las cosas no van así, en este juego yo soy quien tiene el control, no lo olvides, —La paró, bajó el cierre de su vestido dejando que el mismo cayera libre en el suelo—, esto tampoco lo necesitaremos, —Afirmó quitándole la ropa interior y dejándola desnuda—.

Se paró frente a ella sin hacer movimiento alguno, desesperándola y llenándola de ansias., un cálido aire rozó su pezón acompañado de una caricia mojada que la lengua de Reth decidió darle, un camino imaginario se dibujó en sus pechos hasta llegar a su vientre, no podía verlo, pero Astrid sabía que estaba de rodillas frente a ella y el solo hecho de pensar que su boca se dirigía a su feminidad la hizo estremecer.

—Este juego apenas ha empezado y tu cuerpo ya reaccionó a mí, —Sonrió orgulloso empapando sus dedos con los fluidos que la fina línea de su intimidad dejaba escapar—, eres tan suave, —Murmuró gustoso—, estás lista ya.

La dejó parada en unos segundos que para ella fueron horas y acercó una silla hasta dejarla frente a uno de los espejos de la habitación, el apretón de su mano la volvió a la realidad y quitó en algo su impaciencia, ¿qué era lo qué tenía planeado para ella?, ¿cuál sería su siguiente paso?

—Ven aquí linda, —Se sentó en la silla dejando a Astrid sobre su regazo—, junta tu espalda a mi pecho y dame tus manos.

—¿Para qué?

—No lo repetiré dos veces Astrid, estás en mi juego, aquí no hay preguntas, solo obediencia, —Accedió a sus pedidos sin protestar y dejó que el pecho de Reth sirviera de apoyo para su espalda, le ofreció sus manos y pronto sintió el frío metal de las esposas encerrar su muñeca, llevándola alrededor del espaldar de la silla para atrapar la otra mano y así inmovilizarla—.

—Reth, —Se movió inquieta—, ¿Qué haces?

—Nada de preguntas, —Volvió a repetir—, recuerda que tu rol en el juego es ser una buena chica, no cuestionarme, —Le aclaró dándole una palmada en el trasero que la hizo saltar y que enrojeció su piel—, ¿dolió?, —Acarició el sitió dónde su palma había dejado la marca—.

­No, —Repitió, tal vez podía sonar loco de su parte, pero no le dolía, no solo porque Reth no abusaba de su fuerza, sino porque la situación estaba excitándola y el tono de su voz le erizaba la piel.

—Entonces pórtate bien, —Lamió el lóbulo de su oreja—, o tendré que endurecer tu castigo, —Dijo acariciando sus piernas con una fusta que ella ignoraba que Reth tenía—, abre la boca, —Ordenó y ella no tardó en obedecer—, chúpalos, —Dijo metiendo dos de sus dedos en el interior de sus labios—, eso es, buena chica.

Rozó con la mano libre sus pechos mientras sus dedos entraban y salían de su boca, y por un momento deseo que fuera su erección la que recibiera tal atención, se había vuelto una fantasía imaginarla de rodillas frente a él atrapando entre sus húmedos labios su glande, sus ojos brillaron de deseo al imaginar tal escena, llevaba mucho tiempo reprimiéndose con ella, pero ya no más, ahora cumpliría todos sus caprichos.

Sacó los dedos de sus labios y los llevó hasta su intimidad rozándola suavemente y hundiéndolos en su interior.

—No las cierres, —Advirtió haciendo uso de la fusta en su muslo—, si vuelves a hacerlo, la próxima será aquí, sacudió su mano haciéndola sollozar de placer—.

—Lo siento, se disculpó, —Moviéndose inquieta al sentir que él paraba—, por favor no te detengas, —Casi en una súplica—.

—Estás castigada, tus súplicas no sirven de nada, jugó con ella varias veces, provocándola, estimulándola y negándole llegar al orgasmo varías veces—.

Apretó con fuerza sus muslos tratando de evitar que él sacara de nuevo su mano, pero liberó la misma al sentir la fusta azotando su piel, sus piernas ya llevaban algunas marcas y aun que no sentía mayor dolor, el oír el sonido del cuero golpeando su piel la estaba llevando al límite y excitándola de una manera única.

RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)Onde histórias criam vida. Descubra agora