Capítulo 6 "Poder"

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Oscuridad, dulce y cruel oscuridad, eso era lo último que vieron sus ojos, antes de salir de ese extraño lugar en el que se encontraban atrapados Alessandro y Karina. En la cama del hospital yacía el cuerpo de Alessandra, a su lado un Zigor preocupado le tomaba la mano esperando que despertara, ya habían pasado dos días desde que la internaron y ella aun no se recuperaba.

No podía dejar de mirar a aquella joven que sentada en lo más alejado del salón llamaba su atención sin siquiera saberlo, ¿que diablos estaba pasándole?, llevaba años en ese internado y había disfrutado de todas las chicas que había querido, le gustaban las mujeres rubias y con ojos azules, altas y estilizadas, nada que ver con la joven que estaba ahí y que rompía sus absurdos prototipos de belleza, pero aún así había algo en ella que lo atrapaba, tal vez era su personalidad, era tan distinta a las demás,  siempre seria e introvertida, no le gustaba llevar maquillaje, aunque él pensaba que era mejor así, pues podía apreciar su belleza de una forma más natural.

—Terminé profesor, —Anunció la joven acercándose a él con su cuaderno—.

—Muy bien, tiene diez.

—Gracias, —Sonrió feliz de su nota, pues sabía que eso le aseguraba su estancia ahí, terminaron su jornada escolar y se dirigieron hasta al comedor para cenar, a las ocho en punto todos se habían dirigido a sus habitaciones—.

—¿Puedo pasar?, —Escuchó una voz preguntar al otro lado, era Reth—.

—Si señor, —Respondió la joven que recostada en su cama leía un libro—.

—¿Interrumpo tu sueño?, —Preguntó Reth, entrando con una caja metálica en las manos—.

—No señor, estaba leyendo un libro.

—Yo vine para zafar los puntos de la sutura de tu frente, si los dejamos más tiempo se encarnaran en tu piel.

—¿Desea que me pare?

—No es necesario, —Dijo sentándose a su lado, tomó una tijera pequeña y corto los puntos para luego jalarlos con una pinza—, listo, es todo.

—¿Cree que me quede una marca?

—No, ahora mismo casi no se vé, ¿traes ropa abajo?—.

—¿Disculpe?, —Lo miró algo incómoda por su pregunta—.

—Si llevas puesta ropa de la cintura para abajo, quisiera revisar tus rodillas.

—Si, traigo mi pijama.

—¿Puedo?, —La miró buscando su permiso para destaparla—.

—Si, —Retiró las cobijas dejando al descubierto una pijama con estampados de Bob Esponja que hacían juego con sus calcetines de Calamardo—.

—Linda pijama, —La miró divertido haciéndola sonrojar, alzó con cuidado la basta de su pantalón hasta la altura de sus rodillas y retiró las banditas—, listo, es mejor dejarlas así, las heridas se secaran más rápido—.

—Gracias.

—Que tenga una buena noche señorita Astrid, —Se despidió antes de salir de la habitación, se dirigió su cuarto para dormir, pero la noche parecía depararle algo más que un simple sueño—.

—Hola cariño, —Saludó una hermosa mujer que recostada en su cama buscaba llamar su atención, era Iris, una de las mujeres con las que mantenía encuentros casuales—.

—¿A que me debo tu visita?

—Vine por un viaje de negocios de mi esposo y pensé en visitarte.

—¿Y tu esposo?

—En el "Blue Night", ha ido a divertirse un poco y yo pienso hacer lo mismo, —Se acercó a él muy sensual dejando caer la bata de seda roja que cubría el coqueto conjunto de lencería y arnes que llevaba puesto—, dime Reth, ¿quieres jugar?, —Mordió su labio inferior mientras le sacaba el saco del traje, desabrochó los botones de su camisa y zafó el cinturón de su pantalón—, ha bastado un beso para que te pusieras duro como una piedra, —Tocó su erección—, dejemos de hacerla sufrir, —Le guiñó un ojo liberando su glande—, si que estás feliz de verme, —Atrapó con su mano su miembro y lo masajeó de forma muy suave de arriba a abajo, buscando provocarlo, dejó que sus rodillas toparan el suelo y deslizó perezosamente su lengua por su virilidad antes de abarcarla con su boca, no llegaba a abarcarla por completo, tanto Reth como los demás en el internado contaban con miembros grandes, era una cualidad de los incubus—.

—Iris, ¿que tanto quieres jugar?, —No esperó respuesta, dejó que continuara con lo que estaba haciendo, tomó su cabello con cuidado de no jalarlo, y lo sostuvo formando una especie de cola que lo ayudó a controlar el ritmo de las embestidas que recibía la boca de la mujer que tenía al frente—, suficiente nena, mi turno—La alzó del suelo y la llevó a la cama, tomó un gag con bola y lo puso en su boca para luego esposarla a la cama, se colocó un preservativo acompañado de una especie de anillo que puso al final de su erección, rozo suavemente con sus dedos su feminidad hasta que sintió que se humedeció, entró en ella de una sola embestida y activó el anillo vibrador que tenía en su miembro estimulando así el clítoris de la mujer que desesperada se agarraba a las cadenas que la ataban, llegando así al orgasmo.

RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)Where stories live. Discover now