Posesividad

797 84 49
                                    

—¡Mío, es mío! —abrazaba el pequeño niño a su mejor amigo en cuanto notaba que cualquier persona podía acercársele mínimamente, solo por sus ojitos pispiretos, su melena rizada y preciosa, o su forma de ser tan tierna y ligeramente bromista.

Entonces, el pequeño niño entre los brazos de su mejor amigo reiría y acariciaría los cabellos negros de este para apaciguar su ira.

~

—¡Tienes un trauma! En serio, ¿Por qué eres así?

Yuu siempre rodaba los ojos, cuando todas las chicas detrás de su mejor amigo querían robárselo —y, en realidad Yuu no lo sabía, pero de una manera mucho más diplomática, su mejor amigo también hacía que cualquier persona que mostrara interés por él se alejara—.

Mika no era débil, de hecho, cuando jugaban a las vencidas, siempre le ganaba a Yuu, incluso su físico era ligeramente más robusto que el de Yuu y si hablaban de altura, siempre le había ganado, pero en posesividad, no había comparación.

Es decir, Mika tampoco se salvaba, pero a diferencia de Yuu, este jamás utilizó esa palabra. "Mi Mika" era la oración favorita de Yuu. Yuu no era discreto, mucho menos disimulado. A diferencia de su mejor amigo.

~

Mika tenía curiosidad, así que una noche de películas después de sus clases en la preparatoria agradable donde ambos se enredaron entre mantas sosteniendo una taza de chocolate caliente por el invierno gélido, acurrucados como una pareja de recién casados, decidió preguntarle.

—Yuu-chan, ¿Por qué eres tan posesivo?

El mencionado miró a Mika con bochorno. Un tenue sonrojo se había esparcido por sus mejillas, y eso se le antojó tierno al rubio.

—Tú sueles serlo también —fue su respuesta, intentando cobijarse más para evitar la mirada de su contrario, también evitando admitir que cuando se conocieron, hace tantos años alguna vez tuvo una pesadilla extraña con vampiros y demonios que le provocó la necesidad de resguardar el corazón de Mika, protegerlo ante cualquier situación y permanecer cerca del rubio para cualquier eventualidad.

Mika apartó la mirada con un puchero, aquello era un poco de verdad.

—No, yo soy celoso. Tú eres posesivo.

—¿Y cuál es la diferencia entonces? —pidió saber. Mika no permitía que tuviera comunicación con otras personas. Por otro lado, Yuu tampoco. Yuu normalmente abrazaba a Mika y lo denominaba como suyo, Mika también marcaba su territorio.

Si alguien hacía llorar o enojar a Mika, Yuu saltaba a la acción, Mika no difería en eso.

—Yuu-chan, es muy diferente. Soy tu tóxico mejor amigo celoso que no quiere que tengas otras amistades porque solo deseo que tengas ojos para mí, tú en cambio... —quiso hacerse ver como el peor de ambos casos, sin embargo Yuu había admitido abiertamente que nadie podía ser su amigo o novia, ya que le pertenecía, y no tenía planeado dejarlo.

Por otro lado, una carcajada les invadió.

—Somos unos tóxicos, tienes razón. Pero, ¡No puedo permitir que te hieran! Y si me abandonas, no podré protegerte, así que te aguantas. De niños no me echaste así que te condenaste a una vida entera siendo mío.

Mika se recostó más en Yuu, sonriéndole divertido. Ciertamente sí hacían comentarios así, sin embargo también tenían sus propias amistades y no hacían berrinches (por lo menos no fuera de broma) cuando ambos salían con estos.

—Ya que estamos en esta situación, ¿Me dejarías tener pareja? —quiso saber el rubio, solo porque su parte tóxica quería saber si Yuu sentía celos por esa pregunta.

—¡No! ¡No, eres mío, Mikaela! —le empujó fúrico y Mika rió por la reacción de este, que ya se la esperaba en realidad.

—Yo tampoco te dejo tener pareja, a menos que...

Yuu alzó la ceja ante aquello, ciertamente le asustó. Como buena relación no completamente sana, no quería que Mika dejara de ser su celoso mejor amigo.

—¿A menos que qué?

—Que sea yo —le guiñó el ojo coqueto.

—Entonces ya está. Somos mejores amigos, y pareja —rió Yuu.

Mikaela parpadeó ante la respuesta. Planeaba bromear, como siempre lo hacía con sus acciones coquetas, así que no esperó que el de cabellos oscuros aceptara su propuesta.

—¿Es broma?

—Bueno, es broma si no quieres, si quieres no es broma —rió nervioso, pensando que Mika en esa ocasión sí había dicho mentiritas completamente falsas sobre sus coqueteos.

—Era broma, pero si no quieres no es broma —sonrió dejando su taza en la mesa situada frente a ambos para posteriormente tomar la mano de su contrario—, Yuu-chan, ¿Me permites besarte esta estrellada noche de luna llena?

Yuu asintió emocionado por la propuesta.

Ocasionalmente, con anterioridad ya se habían besado, solamente demoraron en afirmar su relación por lentos y bobos, pero al final sus sentimientos serían más fuertes después de una vida llena de tragedia y muerte, en otra vida debían de ser felices incluso si la toxicidad les llenaba el alma.

Tenían una vida entera para crecer juntos como persona y como pareja, y aprender de sus errores sin mundos apocalípticos y situaciones de vida o muerte.

Ambos Sí eran suyos.

Ambos Sí se amaban y correspondían.

Sus sentimientos fueron tan fuertes, y seguían siendo así de unidos, que ninguna barrera impediría que pudieran permanecer juntos. Perteneciendo el uno al otro.

Nuestra historia de dosWhere stories live. Discover now