Te necesito

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Mika estaba totalmente agradecido con su esposo.

A decir verdad, este no trabajaba, pero se hacía cargo de la comida y los quehaceres domésticos; aparte cuidaba de Michi y le ayudaba en sus tareas siempre.

Y Mika pensó que era buena idea regalarle a Yuu un pequeño viaje de vacaciones en compensación.

Buscó en internet algún lugar relajante, cercano a casa para que su esposo disfrutara sin tantas cosas por hacer. El dinero no le importaba, gracias a Yuu ahorraba bastante.

Yuu se levantaba antes que él siempre, para prepararle una taza de café y un ligero y nutritivo desayuno al igual que para Michi.

Sí, en definitiva, su tierno azabache de ojos verdes, se lo merecía.

~

—Hola cielo, bienvenido —murmuró Yuu acercándose a la puerta para darle un beso en los labios al rubio que llegaba del trabajo—. ¿Cómo te fue hoy?

El rubio besó de manera apasionada al azabache, sabiendo que Michi se encontraba en su alcoba seguramente jugando.

—M-Mika, Michi...

Se separó riendo tenuemente.

—Me fue bien hoy, amor. ¿Qué tal a ti? —interrumpió el regaño que sabía le daría Yuu.

—Todo bien. Michi ha hecho un bello dibujo en clase de artes. Lo pegué en la pared.

A Mika le encantaba el brillo en los ojos de Yuu cuando hablaba de su pequeño; no pudo evitar abrazarlo y repartir besos en toda su carita, logrando que el menor riera abrazando a Mika del cuello.

—Lo veré en un momento, antes tengo algo importante por decirte.

Yuu asintió una vez se alejaron, y a pesar de que la casa no era enorme, ambos entrelazaron sus dedos y el azabache fue guiado a su cuarto.

Mika sacó un sobre de la mesita de noche, con una bonita sonrisa en sus labios.

—Compré un viaje todo pagado de una semana entera a un hotel con aguas termales que encontré en Shinjuku.

Yuu parpadeó varias veces.

—Mi vida, no puedes faltar tanto al trabajo a menos que hayas pedido vacaciones, y las tomamos hace poco tiempo. Aparte también está la escuela de Michi.

El rubio negó con la cabeza, aún sonriendo.

—Es solo para ti.

Yuu encaró una ceja.

—Para mí...

—Sí, para ti. Y no acepto un no por respuesta. De todos modos no hay devoluciones, así que tienes que ir. Michi y yo estaremos bien.

Yuu suspiró negando con la cabeza mientras sonreía tenuemente.

—Con lo celoso que eres, me sorprende que me dejes ir solo.

Mika levantó los hombros.

—Sé que no me serías infiel. Solo ten cuidado con los estúpidos que quieran propasarse contigo.

Una estrepitosa risa salió de los labios de Yūichirou, quien abrazó a su esposo besando sus labios.

—Idiota, me alegro que confíes en mí porque no cambiaría a lo mejo que tengo por una aventura. Además... —se acercó al oído del rubio, con expresiones lujuriosas y movimientos sensuales—. Nadie podría complacerme como tú lo haces.

~

—¡Te diviertes mucho, mamá! —murmuró Michirou con una sonrisa. Estaban en la estación de trenes despidiéndose del azabache, quien de repente comenzó a llorar, abrazando a su pequeño hijo.

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