Intercambio

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Si era sincero, Yuu no entendía a su novio.

Yuu era un romántico empedernido, y que el de ojos cual rubí y cabello cual carbón le pidiese que fuesen a esa estúpida fiesta de solteros, lograba hacerle doler el pecho.

Porque, ¡joder! Se supone que son novios, y si en verdad se amasen, no buscarían una aventura.

Yuu no buscaba una cara bonita o una persona rica. Él simplemente deseaba que le amasen así como él amaba.

—¿En serio deseas ir? —cuestionó una última vez, mirándolo con súplica.

—Sí, cariño. Es solo para experimentar, solo será un día.

Yuu suspiró derrotado, y tomó su celular junto con su saco, saliendo con Rene de la casa tomados de las manos.

Rene no podía decir amar a Yuu, más sí le gustaba y lo quería muchísimo. Medio año de relación para el de ojos rubíes había sido mágico, aunque una pequeña aventura no era tan mala, según él.

Solo deseaba experimentar.

Al llegar a ese bar, Sanguiem, Yuu se sintió como pez fuera del agua.

Primero que nada, porque había mucha gente besándose y toqueteándose, y segundo porque enseguida todos miraron tanto a su pareja como a él.

—Rene...

—Calma, no pasa nada.

~

Era estúpido que sintiese ganas de llorar.

Rene se fue a bailar con un chico de cabellos púrpura y él simplemente se fue a la barra para pedir un trago. Nadie le llamaba la atención, solo Rene.

—Hola —saludó alguien sentándose al lado del azabache.

Yuu fijó sus bonitos ojos jade en unos hermosos zafiros.

Y pensó que quizá no era tan mala idea divertirse como seguro Rene lo haría.

—Hola.

—Mira, he visto que rechazas a muchos chicos y chicas que se acercan a ti, y me gustan los retos difíciles. ¿Me dejas ligarte?

Por un momento Yuu se quedó sin habla, más sacudió su cabeza un poco nervioso y tomó una bocanada de aire.

—Podemos hablar.

Algo que a Yuu le había gustado de ese bar, es que la música no era tan fuerte, de hecho podía hablar sin gritar. Y, de hecho, era lo único que le gustaba de allí.

Y, Mika por su parte, miró divertido al azabache.

—Estás en una fiesta de solteros reacio a ligar, vaya. ¿Te obligaron a venir?

—Algo así...

—Ya veo —el rubio hizo una pausa breve—. Soy Mikaela, mucho gusto.

—Yūichirou.

—Lindo nombre.

Las mejillas del azabache se encendieron por ello, sonriendo cohibido en respuesta.

—Gracias...

—Y dime, Yuu-chan, ¿quién te obligó a venir?

El azabache buscó con la mirada a su novio, más no lo encontró en ninguna parte. Supuso que Rene sí tendría una aventura...

—Hum...

Hubo un largo silencio, que Mika decidió romper.

—No me respondas si no quieres.

Nuestra historia de dosWhere stories live. Discover now